De nombre ilustrísimos

12
Mar
Jabez. De nombre ilustrísimos

Hace ya varias semanas, me desperté como a las cinco de la mañana y estuve orando un rato y leyendo la Biblia.

Estuve leyendo las genealogías que se encuentran en el libro de Crónicas y leyendo estas genealogías encontré una perla ahí metida entre nombres y nombres.

Y sobre esa perla quiero hablaros…

Hay muchas oraciones en las Escrituras.

Oraciones desesperadas, oraciones de gratitud, oraciones modelo como el padre nuestro, oraciones de arrepentimiento, en fin, multitud de oraciones, pero nunca había reparado en esta y realmente estoy sorprendido con su profundidad y toda la enseñanza que tiene.

Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor.»

1 Crónicas 4:9

«E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, sí me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.»

1 Crónicas 4:9

Estos días meditaba en lo triviales que son muchas veces nuestras oraciones.

En ocasiones, porque nuestras vidas son muy ajetreadas, por cansancio o por pura vaguería.

Hacemos oraciones de compromiso, antes de acostarnos o por la comida pero descuidamos la intimidad con el Señor y hacemos de las cosas santas una rutina.

Les contaba a los varones cuando les compartí sobre este texto, que todos los viernes por la tarde un grupo de chicos del seminario va a evangelizar al pueblo donde estamos, La Carlota.

Uno de los viernes evangelizamos a un grupo de gitanos que había allí fumando marihuana y escuchando música y tendríais que haberlos visto.

Fue mencionarles la Iglesia y todos eran familia de algún pastor y todos sabían hablar perfectamente en Idioma Cristiano. Y yo pensaba y me hacía varias preguntas:

  • ¿Qué queda en estos niños del compromiso con Cristo, del perdón de pecados?
  • ¿Qué es lo que ellos han entendido del evangelio, qué es un Idioma solamente? ¿Qué es, una religión?
  • ¿Qué es un pasatiempo?
  • ¿Qué es algo que se puede mencionar sin más sin que tenga implicaciones?
  • ¿Qué es simplemente un nombre que nos ponemos y que no tiene mayores consecuencias?
  • ¿Y qué de nosotros?
  • ¿Somos muy diferentes de estos chavales?
  • ¿Qué hay de nuestro lugar secreto de nuestra comunión con Cristo?

Hermanos yo soy el primero que necesito pasar más tiempo con Él y esta reflexión es una llamada a hacer un compromiso de entrega total, un voto como la oración de Jabes, que nos comprometa y nos ayude a conocer a nuestro Dios de una forma en la que no lo conocíamos antes.

Una confesión de renuncia que nos ayude a acogernos a su bendición, que nos ayude a abrir nuestras fronteras y a expresar la necesidad que tenemos de que su presencia nos acompañe.

Una oración que cambie nuestro nombre.

Para empezar vamos a ver lo poco que sabemos de Jabes.


Jabes

JABES COMO PERSONA: CARACTERÍSTICAS

Lo que sabemos de Jabes

  1. Sabemos que tenía padre, madre y hermanos.
  2. Sabemos que había una ciudad con su nombre donde habitaban los Ceneos de dónde probablemente viene. Los Ceneos son los descendientes de Caleb.
  3. Sabemos que fué Ilustre.
  4. Nacido en una situación de dolor; su nombre Jabes significa dolor.

La importancia del nombre

PARA LOS JUDÍOS

Para los judíos el nombre era muy importante.

Describía sus cualidades como persona, su carácter, la condición de nacimiento y la pertenencia al pueblo de Dios.

Con el nombre podían demostrar su genealogía y esto era vital para ellos.

Ese es uno de los motivos por los que se mencionan tantas genealogías en las escrituras y por lo que el Evangelio de Mateo, que estaba dirigido a los Judíos, empieza demostrando, a través de genealogías, el linaje real de Jesucristo.

También vemos como para Dios es importante el nombre.

Cuando tiene el encuentro con Jacob, le cambia el nombre de Jacob que significa suplantador, por Israel que significa risa.

Y hay muchos más ejemplos de cambio de nombre a saber: Abraham, Sara, Cefas etc…

El nombre representaba al judío integralmente y de ahí que el nombre de Jabes arroje luz sobre el personaje.

Por lo que se desprende de su nombre, Jabes fue concebido o más bien dado a luz, en una situación de dolor así que su madre le puso de nombre dolor.

Aquí en España hay muchas mujeres que se llaman Dolores, Angustias y otros nombres preciosos parecidos, pero el que esas personas tengan ese nombre no tiene el mismo significado que para los Judíos.

Imaginaos lo que debía ser para el chaval llevar ese nombre.

Un recordatorio constante de lo traumático que fue su nacimiento.

Hace no mucho vi una película desgarradora, buenísima pero muy dura en la que una madre, que no tenía muchas luces, tuvo una hija con síndrome de Down y le puso de nombre Mongo.

Pues algo así debía de ser el nombre para Jabes, su estigma.

PARA NOSOTROS

Para nosotros sin embargo en la sociedad actual y occidental, el nombre no tiene tanta importancia.

Tiene más bien un valor práctico. Nos sirve para identificarnos.

Para hablar de alguien, es mucho más fácil llamarlo por su nombre que simplemente describirlo.

Así que el nombre en términos actuales, más bien tiene un valor instrumental.

Pero qué hay de los cristianos: bueno, en las escrituras tenemos ejemplos preciosos de la importancia del nombre que recibiremos.

El apóstol Pablo dijo que ahora en parte conocemos y en parte profetizamos, pero entonces; y está hablando del cielo, sabremos como fuimos conocidos, es decir, tendremos un nombre asignado por Dios en virtud de las cualidades de las que Él nos ha dotado.

A mí me encanta cambiarle el nombre a todo el mundo y creo que lo he heredado de mi abuela.

Mi abuela me llama Jonisio y muy rara vez me llama Jonathan.

En el seminario le he cambiado el nombre a casi todo el mundo. Tengo una profesora que se llama Flor a la que llamo Flower Power, Juanjo-Juanjiscan, Helen-Fibonacci, Mila-Cuddy, he incluso aquí lo he hecho con algunos de vosotros.

A Hans le llamo Hansolo, de la guerra de las galaxias, a Luis le llamo Whitee, que significa blanquito,  en fin si no te lo he cambiado todavía es porque no se me ha ocurrido, pero tranquilo que ahí viene.

Pues yo me imagino que el Señor hace algo parecido y así lo hizo con Jabes.

Jabes se llamaba Jabes porque se lo puso su madre pero el Señor lo da a conocer en las Escrituras como el Ilustre.

Pero la pregunta es, ¿Cuál sientes que es tu nombre? ¿Qué nombre te ha puesto la sociedad? ¿Los que te rodean?

Quizá ha sido el triste, el depresivo, el enfadica, el que tiene una actitud fatal… miles de nombres.

Pero el Señor dice en Isaías 43:1:

«Ahora,  así dice Jehová,  Creador tuyo,  oh Jacob,  y Formador tuyo,  oh Israel:  No temas,  porque yo te redimí;  te puse nombre,  mío eres tú.»

Isaías 43:1

El Señor hoy no te llama Antonio, ni Paco, ni Rody, ni Olvido, ni Martín, sino Hijo mío y en el cielo te entregará una piedrecita blanca con un nombre nuevo para toda la eternidad.

Hasta aquí en cuanto a los datos personales que conocemos de Jabes.

Ahora, ¿Qué fue lo que le cambió el nombre que tenía? Para mí, la clave está en la oración que hizo Jabes y se recoge en el versículo 10 que es lo único que se nos dice explícitamente que hizo este hombre.


Oración de Jabes

ORACIÓN DE JABES

La oración de Jabes consta de cuatro partes:

En la oración de Jabes veo un modelo magistral de oración que nos enseña cómo debemos acercarnos a Dios y como debemos orar así como la transformación que esto provoca, un cambio que va desde el nombre hasta lo más profundo de nuestro ser.

Jabes le pide a Dios que lo bendiga

Perdir la bendición de Dios consiste en renunciar y ese es el primer requisito para acercarnos a Dios.

Cuando nos acercamos a Dios, tenemos que desprendernos de absolutamente todo, humillarnos para entrar a su presencia.

¿Pero por qué digo que pedir la bendición de Dios significa renunciar? Nunca antes había pensado que pedir la bendición de Dios significaba renunciar a nada, pero la respuesta es la siguiente:

Porque le estás pidiendo a Dios que Él en su soberanía te bendiga con sus bendiciones, no con lo que tú crees que son bendiciones.

Pedir la bendición de Dios significa que estás dispuesto a renunciar a las bendiciones que tú deseas, o a lo que tú consideras bendición, para recibir las bendiciones que Dios tenga.

Es decirle: «confío completamente en tu plan, que siempre es bendición».

Para mí, todo lo que sucede fuera del plan de Dios es maldición, y todo lo que acontece dentro de su plan perfecto, es bendición para los que le aman.

Y dentro de esta bendición, he llegado a la conclusión de que existen dos tipos de bendiciones a las cuales yo les he puesto nombre.

A este planteamiento en sí, lo he llamado la dualidad de la bendición, es decir, que la bendición tiene dos partes.

La bendición de Dios siempre  puede ser de dos maneras: positiva y negativa.

LA BENDICIÓN POSITIVA

Normalmente cuando nos sucede algo bueno, nos dan una paga extra que no esperábamos, nos dan un ascenso, nos encontramos un billete de 50 euros en un abrigo que no nos poníamos desde hacía un año o nos regalan algo que deseábamos y no podíamos conseguir, consideramos que hemos recibido una bendición y de hecho así lo decimos.

«Qué comida más buena, ¡Qué bendición!», «que predicación tan buena y amorosa, ¡Qué bendición!», (pero si nos regañan y exhortan, la predicación puede que haya sido buena pero ya deja de ser tanta  bendición…),

«que bien ha sonado la alabanza, ¡Qué bendición!», «que buen día hace, ¡Qué bendición!».

Todo lo bueno que nos sucede, lo consideramos una bendición.

El mes pasado cambié de móvil. Tenía un móvil que era de cuando se inventaron. A mí me encantaba pero la verdad estaba hecho una pena.

La batería ya le duraba medio día, no se escuchaba muy bien y además le faltaba la tapa de la batería.

Mi madre, que tenía el mismo móvil, lo cambió y como yo no tenía la tapa, le puse la suya, pero es que su tapa era rosa así que era todo un Show mi móvil.

Un móvil bicolor y muy masculino: mitad gris y mitad rosa.

Pues nada fui a la tienda de Orange y les dije: «mirar esto, con esto tengo que andar por la calle. La gente me señala, cuchichea, murmura, se ríe y no puedo más, ¡tened misericordia de mí!», y la tuvieron.

Por los puntos que tenía acumulados me dieron un móvil estupendo y gratis.

Cuando salí de la tienda, le dije a mi madre: «mamá que bendición. Yo no podía comprarme otro móvil y mira, tengo uno nuevo que no me ha costado nada».

Ese es el concepto de lo que nosotros consideramos como bendición.

A estas cosas buenas que nos suceden yo las he llamado bendiciones positivas.

Ahora, que pasa cuando nos suceden cosas que consideramos malas y sabemos que estamos dentro de su plan, ¿es qué Dios ha dejado de bendecirnos? Evidentemente no. Si estás dentro de su plan no.

Ahí entra en juego lo que yo he llamado bendición negativa.

LA BENDICIÓN NEGATIVA

Esta bendición, son cosas que a nuestro juicio son negativas o malas, pero que a la larga tienen un propósito que redunda en bendición para nuestras vidas y para las de los demás.

Aquellas cosas que nos suceden que están dentro de los planes de Dios para nuestras vidas y que a nosotros no nos parecen tan buenas.

Hoy en día se nos ha suavizado mucho el evangelio.

Se nos intenta vender que a los cristianos no nos suceden cosas malas, incluso he escuchado en alguna campaña evangelística que Jesús es la solución para todos tus problemas (sin comentarios).

Pero sí que nos suceden cosas malas, nos suceden exactamente igual que a los que no son cristianos.

Esta es una forma absolutamente mundana y que procede de la tendencia de pensamiento moderna, de medir y valorar las cosas.

Esta forma de analizar las cosas se encuentra detrás de casi todas las herejías.

La teología de la prosperidad es un buen ejemplo de ello.

Lo que sostiene esta teología o movimiento herético, es que si todo no te va bien, si estás enfermo o no tienes prosperidad económica, ni tienes la bendición de Dios, ni estás haciendo las cosas bien y muy probablemente estés en pecado.

Para apoyar esto se utilizan textos sacados fuera de contexto, como por ejemplo el que estamos viendo hoy y con esto hacen violencia a las Escrituras.

Que se lo digan a Cristo, que al pobre lo crucificaron, a ver si estaba haciendo las cosas bien o no, si tenía pecado o no; o que se lo digan a la mayoría de los apóstoles que fueron martirizados, o que se lo digan a Pablo que estuvo en la cárcel, fue apedreado y hasta sufrió un naufragio.

Muy en contra de esta forma de pensar, nosotros sostenemos que a los creyentes que andan en santidad, les ocurren cosas que a priori consideramos malas.

La diferencia es que a los que amamos al Señor, todas las cosas nos ayudan a bien, sean buenas o no aunque a primera vista no lo podamos entender; y esto también es bendición, nos guste o no.

Se me ocurren un montón de cosas que a priori pueden parecer negativas pero que a posteriori, son una bendición. Por ejemplo la prueba.

Si leemos el libro de Job, podemos ver que a este pobre o mejor dicho, que a este hombre bendito, le sucede de todo.

Se mueren sus hijos, pierde todo su dinero, le va fatal con su mujer y tiene una enfermedad súper molesta.

Sin embargo vemos al final del libro de Job, que todo este trato, esta “bendición” de Dios sobre su vida, tiene un propósito y que este propósito es el más sublime, la recompensa de la mayor de las bendiciones, conocer a Dios de una forma personal.

En mi segundo año de seminario, operaron a la hermana de uno de mis compañeros que estaba en cuarto curso, de una reducción de estómago.

Ella estaba casada y bastante gordita. Su marido era profesor de un instituto y vivían bien.

Eran cristianos y de hecho desarrollaban algún ministerio en la Iglesia Bautista de Córdoba, así que en general tenían una vida cómoda y saludable, únicamente les molestaba que no habían podido tener hijos.

Por salud, (y en el fondo por estética también), la muchacha se decidió a operarse y lo hizo.

En un primer momento la operación fue bien. Salió del quirófano sana y salva y se fue para su casa.

Pero al mes aproximadamente uno de los puntos se le infectó y cuando se dieron cuenta no pudieron hacer nada.

Pasó seis meses terribles en los que le hicieron varias operaciones, salía y entraba del hospital pero no hubo forma humana de salvarle la vida así que murió.

Al principio el marido quedó desolado. Los dos eran jóvenes, hace dos años tenían como 35 años. Pero casi un año después el Señor le llamó a la India y allí está de misionero.

La tesis de este compañero mío que se llama Esteban, fue precisamente sobre este tema, la bendición de Dios.

En la defensa de su tesis el contaba en un testimonio conmovedor, como al principio había luchado con Dios.

Le dijo que no lo entendía, que para Él esto no tenía sentido, que esto que había permitido estaba fatal, en fin se enfadó bastante con Dios hasta que comprendió que el Señor con la muerte de su hermana tenía un plan perfecto. “Si mi hermana no hubiera muerto o Pepe y ella hubieran tenido hijos” dijo, “Pepe nunca habría sido misionero a la India, luego mi conclusión es que la muerte de mi hermana fue una bendición” y así acabo su defensa.

Puede que este concepto nos choque, no sabéis cuando he hablado con diferentes compañeros sobre ello, los debates tan acalorados que hemos tenido.

Lo que vengo a decir y a exponer, es que todo lo que nos sucede, sea bueno o sea malo, si estamos dentro del plan de Dios, es una bendición.

Esta en resumen, fue la oración de Jabes, señor, tenme en el centro de tu plan y esa, también debe ser nuestra oración, «Señor tenme en el centro de tu plan, dame tu nombre, que no pueda desviarme ni a izquierda ni a derecha de tu propósito porque así tengo la certeza de que todo lo que me acontece es tu bendición».

LA BENDICIÓN SUPERLATIVA

La mayor bendición que os puedo desear es que Cristo se revele a vuestras vidas, que se haga real y que tengáis un encuentro personal con él.

Los que estuvimos ayer en la reunión por la tarde escuchamos un mensaje sideral de Javier Díez.

En él hubo un pensamiento que me ministró profundamente.

Primero habló de lo que significaba el verbo en hebreo que se utilizaba para lavar. Decía que este verbo tiene una connotación violenta y habla de golpear.

Contó como para sacar la suciedad más profunda la que se ha impregnado más profundamente en la ropa, hay que golpear las prendas.

Contó como lavaban las mujeres en su pueblo cuando él era pequeño, nos habló de los lavaderos de cómo se lavaba golpeando las prendas y de cómo es el procedimiento actual de las lavadoras.

Después de hablar del pecado original y de que todos somos pecadores necesitados de redención, dijo que la sangre de Cristo que es la que nos limpia de todo pecado tiene esta connotación de violencia.

Cuando la sangre de Cristo viene sobre tu vida, te golpea hasta sacar toda la suciedad del pecado.

Así pues, yo veo en el sacrificio de Cristo la dualidad de la bendición: por un lado te golpea, te lleva por un proceso de renuncia, de fuego de moldeamiento, que siempre duele, pero por otro lado, el sacrificio de Cristo lleva implícita la bendición de la vida eterna, de la paz con Dios, la bendición de nuestra salvación.

Así que queridos hermanos, deseo de todo corazón y con pleno conocimiento de causa, ¡Qué el Señor os bendiga!

¿Quieres la bendición de Dios? Pídele estar en el centro de su plan pero que sepas que siempre hay que pagar un precio porque su plan perfecto siempre pasa por el golpe de la cruz.

Así que este es el primer paso, esto fue lo primero que hizo Jabes, estar dispuesto a pedir la bendición de Dios, ya sea positiva o negativa, con todas sus consecuencias.

Jabes

Jabes le pide a Dios que ensanchara su territorio

Últimamente estoy utilizando una versión de la Biblia que se llama la Palabra.

Acaba de salir y me parece muy asequible y muy fiel.

En esta parte donde Jabes le pide al Señor que ensanche su territorio dice exactamente “ensancha mis fronteras”.

Para mi, esta expresión tiene que ver con las estructuras de nuestra vida.

Cuando uno entra en la dimensión del plan de Dios, cuando Dios te pone en el centro de su sueño se abren tus fronteras en dos ámbitos, con dos propósitos:

1. PARA NO PERMITIR QUE TUS FRONTERAS TE ENCIERREN, PARA QUE NUESTROS LÍMITES SEAN ROTOS

Cuando se cierran las fronteras de un país, nadie entra ni sale.

Cuando se declaró la Gripe A en México, muchos países pidieron que se cerraran sus fronteras.

Algunos piensan que esto habría sido una solución y otros piensan que cuando se dieron cuenta ya no había nada que hacer, pero en cualquier caso, pidieron que se cerraran las fronteras para que no saliera nada. Ni personas, ni mercancías, ni bueno ni malo.

Si esto hubiera pasado, la gente de México se habría quedado encerrada en su país, encerrada en sus fronteras.

Así pasa con nosotros. Cuando nuestras fronteras y los límites que hemos establecido están cerradas, limitamos a Dios y nos quedamos encerrados en ellas.

Dios no es un Dios de estructuras y rompe nuestros planes casi diariamente porque sus planes no son buenos, son perfectos y la perfección no tiene grados, así como su bendición lo es también para nuestras vidas.

Nuestra actitud debe ser estar dispuestos a abrir nuestras fronteras, a ensanchar nuestro territorio, a no limitar a Dios porque si lo hacemos, nos estaremos perdiendo un montón de cosas.

Hace unos días un amigo me contaba una experiencia que le rompió todos sus esquemas en cuanto a la forma que tiene Dios de obrar y que todavía no ha conseguido explicarse.

Este hombre es gallego y un día decidió hacer el camino de Santiago por curiosidad.

A lo largo del camino de Santiago hay una serie de paradores y de lugares de descanso e incluso hay algunos conventos, así que se quedó a hacer noche en uno de ellos.

Dice que llegó tarde y fue a dar una vuelta por el convento porque era muy bonito y que cuando pasó por la capilla del convento vio arrodillada a una monja con su rosario, delante de la virgen y hablando en lenguas.

Entonces yo le dije pero podía estar hablando lenguas demoníacas ¿no? Y me dijo si pero es que me ministró tanto, no pude resistirme y me tuve que meter allí y empezar a llorar.

Si veis a este hombre os aseguro que os lo creéis.

El Señor tenía que estar allí porque este es un animal que mide dos por dos, que tiene la cabeza rapada y una perilla pelirroja que le llega hasta el pecho, parece un vikingo malo, así que si él se puso a llorar allí, la presencia de Dios tuvo que hacerlo.

Me dijo: “Todavía no consigo explicarme muy bien que fue lo que pasó allí, pero sí que he aprendido que Dios no es un Dios de estructuras ni de moldes, que hace lo que quiere y cuando quiere.

Así que la oración de Jabes en esta parte fue: «Señor rompe mis límites, no dejes que te encorsete o que te limite, abre mis fronteras» y esa debe ser nuestra oración: «Señor rompe mis límites»

2. LAS FRONTERAS SE TIENEN QUE ABRIR PARA QUE LA BENDICIÓN SALGA Y BENDIGA A LOS DEMÁS

Cuando Dios te bendice siempre lo hace con un propósito y el propósito más sublime es que esa bendición alcance a otros.

Esta ilustración seguro que la habéis escuchado muchas veces pero así funciona la bendición.

Supongamos que la bendición de Dios es como un grifo que suelta agua y nosotros somos una presa.

Si la presa no se abre, no se libera, no se puede seguir llenando y se puede hasta romper quedando inutilizada.

Así funciona la bendición de Dios.

Cuando tú aprendes algo o recibes una bendición, el objetivo es que puedas bendecir a los demás, que tu bendición alcance a los que te rodean.


Jesús como respuesta

RESPUESTA

Jesús como respuesta

En esta petición de Jabes también puedo ver la respuesta completa en Jesús:

  • Primero cuando Cristo viene a tu vida, ensancha el sitio de tu tienda. Rompe tus esquemas, tus estructuras, tu vida, te parte en dos y aunque duela, rompe las fronteras y las murallas que te atan o encierran.
  • Segundo ni que decir tiene que cuando uno recibe a Cristo, lo primero que hace es compartir esa bendición y contagiar a todos los que ama y le rodean,  a sus allegados, porque desea que la bendición que ha recibido, los alcance también a ellos.

Cuando la mujer Samaritana tuvo un encuentro con Cristo, lo primero que hizo fue correr a la gente de su pueblo y decirles que había encontrado al Mesías.

Cuando María Madalena vio a Jesucristo resucitado, fue corriendo y le dio la noticia a los discípulos etc…

Que estuviera con él en todo lo que hiciera

Cuando uno recibe la bendición de Dios siempre tiene una misión que cumplir.

La oración de Jabes está formulada en forma de voto.

Estas oraciones se hacían cuando uno iba a enfrentar alguna situación difícil o extrema y el que la hacía, se comprometía a darle algo a Dios si le era propicio.

Existen dos tipos de voto: el voto condicional y el voto incondicional.

El voto condicional es la promesa de hacer algo si Dios hace otra cosa y el voto incondicional es un voto que se hace por amor sin importar el resultado.

Sobre todo en el voto condicional se ve la influencia de la religión pagana.

En las religiones paganas existía la costumbre de obligar al dios al que se le ofrendaba a actuar de alguna forma en virtud de la ofrenda que se le ofreciese.

Si lo pensáis no hay nada que podamos ofrecer a Dios que pueda recompensarle por nada de lo que él haga por nosotros, pero en el contexto tanto del Antiguo Testamento como del nuevo, el voto era una representación del anhelo por consagrarse a Dios, como una expresión de amor incondicional aunque vemos que en repetidas ocasiones esto se pervirtió.

Como ejemplos del voto o promesa condicional tenemos a Jacob, que después de recibir la bendición de su padre se encaminó hacia Padam-aram a buscar esposa y cuando se paró a dormir, después de tener un sueño, le prometió a Dios que si no le faltaba pan durante su viaje y le llevaba con bien a casa de su Padre de vuelta, le daría el diezmo de todo (Génesis 28:20).

Tenemos a Jefté que antes de la guerra  con los Amonitas, prometió a Jehová que si le era propicio, sacrificaría en holocausto a Jehová lo primero que saliera a recibirle de su casa cuando volviera victorioso de la batalla y también tenemos a Ana que cuando le pidió a Dios un hijo le dijo que se lo devolvería.

Como ejemplo de voto incondicional podemos hablar de David.

En un montón de salmos dice textualmente que pagó sus votos a Jehová y de Sansón que tuvo sobre sí el voto nazareo por mandato de Dios, no esperando una recompensa.

Esta oración Jabes la hace en forma de voto porque estaba a punto de entrar en guerra.

La mayoría de los comentaristas coinciden en que se trató de una guerra que expulsó a los Cananeos de la zona dónde él vivía.

Ante esta situación Jabes no hizo un voto negligente ni pidió cosa extraña alguna, ni siquiera pidió la victoria, sólo anheló una cosa, “que tu presencia esté conmigo”.

He aquí a un varón ilustre haciendo una oración Ilustre.

Un varón Ilustre enfrentándose a la oración de su vida y de la que salió con el nombre cambiado, que tu presencia me acompañe todos los días de mi vida, me humillo ante ti.

Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las tablas de la Ley y encontró al pueblo adorando a un becerro de oro y haciendo una fiesta pagana, rompió las tablas de la Ley y fue a hablar con Dios.

Ante la naturaleza contumaz y de dura de cerviz del pueblo, Moisés se vio impotente.

Ante la magnitud de la misión que Dios le había encomendado y la oración de Moisés fue: «Señor, no nos saques de aquí si tu presencia no ha de venir con nosotros». En otras palabras: «yo sólo no puedo, ven tú conmigo».

Hermanos tenemos una misión: tenemos que ser luz de esta tierra, sal, tenemos que llevar y proclamar el mensaje del Evangelio porque el mundo se nos muere pero cuantas veces no nos tenemos que enfrentar a diferentes luchas y batallas.

Batallas contra el enemigo, contra el tiempo, situaciones que nos desbordan que nos atemorizan y nos intimidan.

Si te hayas en una situación parecida es tiempo de hacer voto, pero no de hacer un voto negligente como Jefté o Jacob, ni un voto que no podamos cumplir, es hora de hacer un voto incondicional para reconocer nuestra incapacidad y la necesidad que tenemos de que la presencia de Cristo nos acompañe.

¿Quieres sentir que su presencia está contigo a cada instante? Comprométete con Dios, reconoce tu impotencia.

Comprométete a servirle, a amarle, a honrarle, a pasar tiempo con él, a buscar su rostro, la recompensa es increíble pero ten cuidado de cumplir el voto, porque si no lo haces su presencia no irá contigo e inevitablemente sufrirás pérdida.

Hermanos, quiero llamar vuestra atención sobre lo importante que es que la presencia de Dios en estos tiempos en los que vivimos, nos acompañe y nos dirija.

Todo a nuestro alrededor se derrumba y nos presiona y si no es con la ayuda del Señor, no podemos, ¡oh Señor si no es con tu presencia no podemos! Si tú no vas con nosotros, no vamos a ningún lado.

Piensa en tus planes, ¿quién mejor que el Señor para acompañarte en la consecución de ellos?

Guárdame del mal

Que lo guardara del mal y del daño

GUARDAME DEL MAL (LÍBRAME DEL ENEMIGO)

Esta última petición de Jabes me tiene cautivo.

Lo primero que le pide a Dios es que lo guarde del mal. En primera de Pedro dice lo siguiente:

«Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;»

1 Pedro 5:8

El mal está al acecho y su representante que es Satanás también.

Dios es el único que  nos puede librar más efectivamente de él, no somos nosotros, no es nuestra buena intención ni nuestra santidad, lo que nos va a librar del mal es Jehová.

¿A quién iremos mejor a pedir ayuda que a Él?

En el padre nuestro Jesús enseñó a orar a sus discípulos de la misma forma, «mas líbranos del mal….«.

Tú sólo no te puedes librar del mal ni puedes hacerle cara, pero con la ayuda del Señor ¿Qué mal se te va a resistir? ¿Qué mal te va a alcanzar sin que él lo sepa? ¿Qué mal te va a afectar sin que se convierta en bendición? En la dimensión del plan perfecto de Dios, no hay mal que valga que te pueda afectar.

GUÁRDAME DE MI MISMO

En la segunda frase de esta petición Jabes le pide a Dios que le libre del sufrimiento, del dolor.

La palabra que se utiliza en hebreo es la misma palabra de su nombre, Jabes, que antes hemos dicho que significaba dolor.

Así que en otras palabras Jabes le está diciendo a Jehová: Señor por favor ¡líbrame del mal y líbrame de mi mismo! Mis dos enemigos.

Aparte de Satanás ¿quién es el peor enemigo que tenemos? Nosotros mismos. La mayor parte de nuestro ser interno y de lo que nos identifica como personas está compuesto por lo siguiente:

  • Nuestra razón.
  • Nuestra forma de ver las cosas, o mejor dicho nuestra perspectiva.
  • Nuestra inteligencia.
  • Nuestros sentimientos: hasta qué punto influyen nuestros sentimientos hasta en nuestra fe. «Es que no siento a Dios.» ¡Pues da igual que no los sientas, el te prometió que estaría contigo todos los días hasta el fin!
  • Lo que la sociedad y la gente que nos rodea dice de nosotros.
  • Nuestras metas y aspiraciones.
  • Nuestros deseos.
  • Nuestros planes.

Todo esto es bueno y debemos trabajarlo y cultivarlo sanamente, pero si no está sometido al Señorío de Cristo, es una bomba de relojería que nos acecha constantemente.

Hermanos hemos de pedirle al Señor con toda sinceridad, que tome el control, que sea el Señor absoluto de nuestras vidas, que Cristo sea el centro de nuestro vivir.

Sólo de esa forma, seremos libres del mal y de nosotros mismos, siendo esclavos de Cristo.


Concedió su oración a Jabes

CONCLUSIÓN

El versículo 10 concluye diciendo: “Y Dios oyó y le concedió su oración a Jabes” Pero no sólo eso, le cambió el nombre.

Jabes fue más ilustre que todos sus hermanos porque

  • se humilló ante su Dios tanto como para recibir su bendición,
  • tanto como para recibir un nombre nuevo;
  • porque ensanchó el sitio de su tienda,
  • porque fue consciente de que sin su presencia no podía hacer nada
  • y porque Dios lo guardó del mal, de él mismo y del enemigo,
  • pero sobre todas éstas cosas, personalmente creo que Jabes fue Ilustre no Ilustrísimo, porque se adelantó a su tiempo y pidió a gritos que Cristo se hiciera una realidad en su vida y esta debe ser nuestra oración hoy, Cristo te necesito, necesito intimidad contigo, necesito que seas el dueño y Señor de mi vida.

Hemos visto lo siguiente:

  1. La importancia del nombre, lo que conlleva y que Dios nos ha dado un nombre nuevo.
  2. Lo que significa la bendición de Jehová, que no siempre es como lo imaginamos que no hay mayor bendición que saberse en el centro de su voluntad y que no tiene nada que ver con el éxito secular.
  3. La necesidad que tenemos de ensanchar el sitio de nuestra tienda, nuestras fronteras, lo que pensamos que es bueno que hagamos y la necesidad de bendecir a los demás.
  4. Que necesitamos la presencia de Dios y su compañía para poder alcanzar y realizar la misión que se deriva de la bendición y por último
  5. Que es necesario que Dios nos guarde del mal y de nosotros mismos.
  6. Pero sobre todo y más importante, he descubierto a través de la oración de Jabes, del voto de angustia ante la prueba de este hombre, que la única respuesta para mi grito de angustia y para el de la gente que está ahí fuera es Cristo. Si la gente grita, que nuestro grito se oiga más fuerte, ¡Cristo es la respuesta! Si a la gente le pesa su nombre, ¡Cristo es la respuesta! ¡Si la gente se siente abandonada! ¡Cristo es la respuesta! Cristo, Cristo Cristo….

Hoy el Señor os está llamando generación de Ilustrísimos.

Generación de Ilustrísimos que saben que la respuesta a la oración es Cristo y están dispuestos a hacer voto y a comprometerse, a humillarse y recibir la bendición del crucificado, el golpe de la cruz, aquellos que estáis están en disposición de hacerlo entre otras cosas porque habéis sido librados de vosotros mismos, de vuestro nombre.

Hermanos no me puedo resistir a deciros otra vez y de todo corazón: ¡Qué el Señor os bendiga!

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