Andaba yo hace algún tiempo por la calle capitán Blanco Argibay porque iba a coger el autobús.
Enfrente de la parada, había un hombre invidente que vendía los cupones de lotería en un puestecito.
El hombre era un ciego al uso, tenía sus gafas, su bastón y su perro. Era un ciego tipo…
Mientras estaba yo esperando a mi autobús llegó la hora de comer y el hombre recogió sus cosas para irse a su casa supongo.
Al empezar a andar con el perro y el bastón, pasó por delante de un bar que tenía un ventanal de cristal y desde dentro, uno de sus amigos le hizo un gesto con una cerveza para que entrase y el ciego en cuestión dejó el bastón, el puesto y el perro en la entrada del bar para tomarse una cervecita.
Extraño poder de la cerveza que yo no conocía. Mahou le devolvió la vista.
En las Escrituras tenemos un montón de historias de ciegos, físicos y espirituales que recuperan la vista por medio de una acción poderosa de nuestro Dios, y no por la cerveza precisamente.
Físicos, tenemos al ciego Bartimeo, que clamaba “Jesús hijo de David ten misericordia de mi” o el ciego al que para curar el Señor escupió en la tierra y le puso un emplaste muy curioso sobre los ojos.
Espirituales tenemos varios pero hay una ciega que a mí personalmente me llama la atención Maria Magdalena el domingo de resurrección, cuando estaba tan cegada por las circunstancias que no era capaz de ver que estaba hablando con el mismo Señor.
Estos dos últimos meses, hemos estado estudiando el libro de Génesis con los jóvenes y mirar que lo he leído veces pero la palabra es un pozo sin fondo y uno no termina de descubrir tesoros.
Entre otras muchas cosas esta vez he descubierto una ciega Egipcia cuya historia me ha cautivado por la dureza de su situación y por la misericordia que Dios tiene de ella en una situación extrema; esta ciega es Agar.
Vamos a leer Génesis 21:8-21 y vamos a meditar en tres cosas:
La situación de Agar, el desierto y la ceguera de Agar.
«Y creció el niño, y fue destetado; e hizo Abraham gran banquete el día que fue destetado Isaac.»
Génesis 21:8
«Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac.»
Génesis 21:9
«Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo.»
Génesis 21:10
«Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo.»
Génesis 21:11
«Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia.»
Génesis 21:12
«Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente.»
Génesis 21:13
«Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba.»
Génesis 21:14
«Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto,»
Génesis 21:15
«y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró.»
Génesis 21:16
«Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.»
Génesis 21:17
«Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación.»
Génesis 21:18
«Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho.»
Génesis 21:19
«Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.»
Génesis 21:20
«Y habitó en el desierto de Parán; y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto.»
Génesis 21:21
LA SITUACIÓN DE AGAR
La Injusticia
Sin duda la situación de Agar era injusta.
Recordemos la historia de Agar: Agar era la esclava de Sara, su sierva egipcia que fue dada a Abraham como concubina, y mujer cuando Abraham vio que no tenía descendencia y no podía conseguirla porque Sara era estéril.
Abraham veía que le iba a heredar el hijo de su siervo y a pesar de que Dios le había prometido descendencia, como el cumplimiento de la promesa se retrasaba, Sara y Abraham tomaron medidas equivocadas.
Sara le dio a Abraham a su sierva como concubina para que le diese descendencia y el la tomó por mujer.
Cuando vino el cumplimiento de la promesa de Dios, esta solución humana empezó a causar problemas en el seno familiar y hubo que tomar medidas drásticas.
De hecho ya los había causado antes cuando Agar se quedó embarazada y ya huyó una vez de su ama Sara porque la afligía.
Resulta que catorce años después de que naciera Ismael, nació un nuevo niño, Isaac y si ya en situaciones normales hay celos y tensiones, imaginaros en esta, con una herencia sustanciosa de por medio.
¿Qué pasó? Que Ismael se metía con Isaac y a Sara no le gustaba un pelo la situación así que le pidió a Abraham que la echara definitivamente con hijo y todo.
Cuando nació mi prima Keila yo tenía nueve años.
La quería con locura pero yo, que fui el primero y que tenía a toda mi familia loca, me tuve que enfrentar con un rival directo e implacable, una niña preciosa.
Toda la atención a la que había estado acostumbrado se difuminó y perdí mi puesto de importancia como primogénito, ella era la primera niña.
Esto desembocó en tensiones entre mi abuela y yo y entre la misma niña y mi persona, qué malos son los celos.
Gracias a Dios no me echaron de ningún sitio, a ningún desierto ni nada parecido aunque por mi actitud me lo merecía.
La petición de Sara me parece increíble porque en un principio Sara había sido la promotora de la idea de que Abraham tomara a Agar por mujer y luego le habla a Abraham en términos despectivos sobre Agar.
En un principio cuando le hace la propuesta a Abraham le habla siempre de “mi sierva” pero ahora con todo el enfado habla de ella como de “esta” sierva.
Abraham ante la situación y la petición, se entristece, lógico y normal y después de consultarlo con Dios, la despide y la manda al desierto con niño y todo.
Así que sin comerlo ni beberlo, sin tener que ver ni haber provocado la situación, Agar se tiene que enfrentar a un destierro que a todas luces la iba a conducir a la muerte.
Imaginaos una mujer, con un niño o adolescente y con un poco de agua y pan por el desierto. Una situación definitivamente injusta. Ahora ¿Cuál fue la causa de la injusticia?
Causa de la Injusticia
Las causa de la situación injusta que Agar estaba sufriendo en nuestro texto es sencilla: es la falta de confianza, tanto de Abraham como de Sara en la promesa que Dios les había dado.
Y esta situación, la que estamos considerando, era provocada directamente por consecuencia de las medidas humanas que tomaron sin consultar con Jehová, este síndrome el de tomar medidas o poner parches humanos sin esperar en Dios, yo lo he llamado el síndrome de “pillarse los dedos” porque después de das cuenta de tu insensatez.
El destierro de Agar era consecuencia directa del pecado de Abraham.
Cuantas veces los pecados de los demás nos afectan de manera injusta.
Por la falta de fe de los discípulos, el resto de las barcas que estaban en el lago de Genesaret tuvieron que pasar por la tormenta que probó a los seguidores de Cristo.
Debido al pecado de Jonás, los marineros tuvieron que hacer frente a otra tempestad que casi los vence.
A causa del adulterio de mi padre, mi hermano, mi madre y yo tuvimos que sufrir las consecuencias dolorosas de un divorcio traumático y es que el pecado, nos guste o no, siempre tiene consecuencias para nosotros, y para los que nos rodean, incluso cuando no son responsables de nada en absoluto.
Sin embargo, como veremos después, Dios nunca desampara al que sufre injusticia, Dios calmó la tempestad, proveyó la solución tirando a Jonás al mar y no ha desamparado a ningún miembro de mi familia.
Así que tenemos que la situación de Agar era injusta, condenada a muerte por una situación que ella no había provocado, vemos que la causa de la situación era el pecado de Abraham y el pecado de Sara, su incredulidad y por último como guinda del pastel, vemos que la situación había sido permitida por Dios.
Situación permitida por Dios
Cuando Abraham entristecido y afligido por la petición de Sara acude a Jehová para consultarle, Jehová le responde que atienda a la petición de Sara.
Dios permitió que la cosa se pusiera fea pero lo hizo con un propósito determinado.
Me llamó mucho la atención comprobar como los dos únicos momentos de la vida de Agar en los que se nos habla de ella entablando una conversación con Dios, son dos momentos de crisis.
La primera, cuando se queda embarazada, Sara la aflige y Agar huye.
En el desierto tiene un encuentro con Dios y la segunda esta, en la que de nuevo vuelve a tener un encuentro con Dios en el desierto.
Cuando Dios permitió que Job sufriese todo lo que sufrió era porque tenía el propósito de que le conociera personalmente y con frecuencia cuando Dios permite que suframos y vivamos situaciones complicadas es porque nos quiere llevar a un nivel de comunión con él mucho más estrecha.
J.C, Ryle un obispo anglicano del S. XIX en uno de sus libros dice: “jamás encontrarás a un verdadero cristiano que no tenga que reconocer que las pruebas que ha tenido que enfrentar le han llevado a un mayor crecimiento espiritual” y no podría estar más de acuerdo.
Agar estaba viviendo una situación injusta a causa del pecado de los demás y permitida por Dios y todo ello tenía un propósito divino.
No sé si estás viviendo una situación parecida, si la injusticia te rodea, si te acusan injustamente o te quieren expulsar y no quieren tu compañía sin ningún motivo aparente, pero si sé que toda situación difícil permitida por Dios tiene un propósito divino que si o si va a redundar en tu bendición.
EL DESIERTO
El desierto es un lugar de prueba y enseñanza
Después de ser despedida, Agar fue al desierto. El desierto en las Escrituras siempre representa, por su dureza y dificultad, un lugar de prueba y enseñanza.
El pueblo de Israel, pasó cuarenta años en el desierto, después de haber sido liberado de Egipto, aprendiendo como debía de comportarse el pueblo escogido de Dios y aún así, no todos pasaron la prueba, de hecho toda una generación murió en el desierto, pero la mayor imagen del desierto como escuela para mí es la tentación de Jesús.
En Lucas 4 podemos leer como el mismo Espíritu Santo llevó al desierto a nuestro Señor y que allí Satanás lo tentaba.
Hermanos, necesitamos pasar por el desierto para ver que hay en nuestros corazones y para que los mismos salgan fortalecidos de la prueba.
Pero si algo me llamó la atención de la parte del desierto en la historia de Agar fue que:
Dios siempre nos envía al desierto con provisiones: pan y agua
En el texto que hemos leído nos dice que Abraham antes de despedir a Agar le dio pan y un odre de Agua.
El pan probablemente era una torta cocida una cosa no muy especial, no penséis que era una barra de pan estupenda recién salida del horno y un odre de agua, que venía a ser como una bota de vino, quizá un poco más grande.
Esta imagen de Abraham dándole a Agar un pan y un odre de agua para el camino, que es verdaderamente poco para una mujer y un adolescente, me recordaba a una vez que fui a La Coruña a un campamento.
Fuimos en tren y para ir para allá el tren fue estupendamente rápido y cómodo, pero el tren de vuelta fue un tren ovejero que se paraba en todas los pueblos entre La Coruña y Madrid.
No sé si tardamos 16 horas más o menos.
Pues antes de salir, yo vi a la Señora de la iglesia con la que nos estábamos quedando, preparar unos bocadillos estupendos y unas botellas de agua y pensé, estos gallegos que exagerados son, no hace falta tanta cosa… y vaya si hizo falta, cuando ya llevábamos cinco horas de viaje nos empezó a entrar un hambre voraz y los bocatas de la señora fueron nuestra salvación.
Dios conoce el recorrido que tienes por delante y siempre provee de una manera justa y perfecta para tus necesidades, sin derrochar pero sin que te falte, ahora ¿qué es lo qué provee? Esto me encantó, dice la Escritura que Abraham le dio pan y agua a Agar.
En la Palabra tanto el pan como el agua son símbolos de la Palabra, nuestro alimento espiritual.
En todo momento Jesús en su tentación en el desierto utilizó las Escrituras para defenderse del ataque del enemigo y ese es el recurso que los creyentes tenemos a nuestra disposición para el trayecto de desierto que tenemos por delante.
Estés o no en el desierto, llena tu odre con el agua refrescante de la Palabra de Dios porque ese va a ser tu sustento en el desierto de la prueba y si ahora no estás pasando por él, te puedo asegurar que lo vas a pasar si o si.
Dios nos ha dado pan y agua, nos ha dado las Escrituras y a su hijo Jesucristo para vencer esos tiempos complicados que suceden en todas las vidas de los creyentes, aliméntate, no desprecies ni un momento la provisión de Dios.
LA CEGUERA DE AGAR
La Ceguera
Cuando pasamos tiempos largos de pruebas o cortos pero intensos con frecuencia nos quedamos ciegos a lo espiritual que está aconteciendo que nos rodea y nos centramos en las circunstancias y desviamos nuestra mirada a las situaciones dejando de mirar a Cristo que es la meta y el autor y consumador de la fe.
Cuando los recursos se nos acaban y las situaciones nos abruman con frecuencia nos quedamos ciegos.
En la introducción os hablé de los ciegos físicos y de los ciegos espirituales.
Cuando os mencioné a los espirituales hablé de María Magdalena a la que la situación de dolor le había dejado ciega pero hay otro ciego espiritual en las Escrituras que me llama mucho la atención.
Este es el siervo de Eliseo. Siria estaba en guerra con Israel y Dios le declaraba a Eliseo cuales eran los movimientos que Siria iba a hacer así que el pueblo de Israel siempre estaba apercibido y no los conseguían nunca atacar por sorpresa.
Muy enfadado el rey de Siria pensaba que había un espía dentro de su pueblo pero uno de sus siervos le dijo: “no es un espía es Eliseo, siervo de Jehová, al que Jehová le declara cuales van a ser nuestros movimientos” ¿Qué hizo el rey de Siria? Pues fue a por Eliseo así que subió con un gran ejército y sitió la ciudad y la casa donde Eliseo estaba.
Cuando su criado vio el sitio, abrumado por la situación y cegado le dijo a Eliseo, ¡Señor mío, ¿Qué vamos a hacer?! Entonces Eliseo oró que fueran abiertos sus ojos y el siervo contempló la realidad espiritual a la que estaba ciego por la situación.
Un gran ejercito rodeándolos y protegiéndolos a él y a Eliseo.
De la Ceguera de Agar he aprendido dos cosas:
1. Que cuando estamos cegados espiritualmente normalmente no lo sabemos.
El siervo de Eliseo no sabía que estaba ciego y seguro que la oración de Eliseo porque Dios abriera sus ojos le sorprendió mucho…, María Magdalena no pensaba que estaba ciega, pensaba que estaba hablando con el dueño del huerto, con un hortelano.
2. La necesidad de la intercesión para salir de nuestra ceguera.
Cuando Dios le habla a Agar y le dice ¿qué tienes? También le dice que ha oído la voz del muchacho. Al siervo de Eliseo le fue devuelta la vista porque Eliseo oró por él así que hermanos, es esencial la oración y la intercesión de los unos por los otros cuando estamos pasando por tiempos de prueba y desierto, porque es muy probable que hayamos perdido la vista espiritual y solos no podamos salir de ellos.
Dios nos devuelve la vista para que veamos su provisión
A través de la oración de nuestros hermanos, Dios nos devuelve la vista para que veamos su provisión y la realidad espiritual de su cuidado y su dirección.
Cuando le fueron abiertos los ojos a Agar, vio una gran fuente de agua que tenía delante de sus narices y no había visto porque estaba ciega.
Cuando le fueron abiertos los ojos a María Magdalena vio que estaba hablando con Jesús mismo y se disiparon todas sus dudas y sus temores y cuando le fueron abiertos al siervo de Eliseo, vio el ejército divino que estaba a su alrededor.
¿Cuál es tu situación? ¿Qué te encoge el corazón? En esta mañana dentro de un rato vamos a clamar porque sean abiertos tus ojos y seas consciente de la realidad espiritual y de la provisión del Señor para tu situación.
Para que veas el estanque de agua que estás delante de tus narices y puedas llenar tu odre.
Llena tu odre para dar de beber a los demás
Ya para acabar, hay una lección que me encantó en la ceguera de Agar, esta es la forma en que usó la provisión de Dios para dar de beber a si hijo.
En nuestro texto no dice que llevara a su hijo a la fuente y que allí bebieron los dos hasta saciarse sino que dice que fue, llenó su odre de Agua y dio de beber al muchacho.
Que preciosa lección, dos cosas que debemos hacer cuando nuestros ojos son abiertos a la provisión del Señor:
1. Ir y llenar nuestro odre: uno no puede dar nada que no tiene y si a tu alrededor hay hermanos sedientos, ciegos y necesitados y tú no tienes tu odre lleno, no puedes darles nada. Antes hemos dicho que el agua, es un símbolo de la Palabra así que en esta mañana os exhorto hermanos ¡llenad vuestros odres en la fuente de las Escrituras para que tengáis agua que dar!
2. Ve y da de beber al muchacho: la Iglesia es una comunidad en la que nos alimentamos los unos a los otros. Yo oro por ti, porque tú estás pasando por desiertos y pruebas y posiblemente estés ciego y no comprendas el plan de Dios, pero cuando tus ojos son abiertos y lo comprendes todo, cuando puedes acudir a la fuente para llenar tu odre; vienes y me das de beber a mí que he clamado por ti y que probablemente esté pasando por la misma prueba, eso es la Iglesia, oramos los unos por los otros y nos alimentamos los unos a los otros.
CONCLUSIÓN
Así que hemos visto que Agar estaba viviendo una situación injusta que ella ni había procurado ni merecía.
Que el motivo o la causa de esa situación era el pecado de Abraham y de Sara y que para más inri, el que había permitido esa situación era Dios mismo.
Hemos visto que Agar tuvo que pasar por el desierto pero que aún así Dios tuvo la misericordia de darle un poco de agua y de pan.
Hemos visto que la situación la había dejado ciega, pero no como al ciego de la parada del autobús, sino ciega espiritualmente y de verdad y como a través del clamor de su hijo, no de la cerveza, sus ojos fueron abiertos y que después fue, llenó su odre y dio de beber al muchacho.
Probablemente estés viviendo una situación injusta que no mereces pero que ha sido permitida por Dios.
Probablemente estés pasando por un desierto para el que Dios te ha provisto con justicia pero sin sobrarse y si no lo estás pasando o no has vivido una situación parecida, te digo que lo vas a pasar y lo vas a vivir.
Pero también te digo que Dios con toda situación que nos pueda parecer adversa tiene un propósito principal y este es estrechar su relación contigo, y luego tiene muchos otros propósitos que cada uno aprenderá de su situación.
Probablemente si estás viviendo una situación parecida estés ciego, o estés a punto de quedarte así pero Dios es un Dios de misericordia y siempre hace misericordia con los que sufren injusticia.
Él te va a devolver la vista a través de la oración de tus hermanos para que veas su provisión, la realidad espiritual y llenes tu odre para dar de beber a los demás necesitados.