El espíritu y la esposa dicen ven

20
Mar
El espíritu y la esposa dicen ven

La iglesia de Tesalónica era una iglesia joven y amada por el apóstol Pablo que vivía cierta persecución y el peligro de ciertas herejías, pero nada muy preocupante, como podía ser en la iglesia de Galacia, por ejemplo.

El interés de Pablo en estas dos epístolas dirigidas a los Tesalonicenses, además de resolver algunas dudas y tratar algunos temas concomitantes, es establecer una sana doctrina cimentada sobre dos ejes fundamentales para la Fe: la venida del Señor y la vida que agrada a Dios.

Se debía establecer una diferencia clara entre la forma de vivir de las personas que habían aceptado la nueva Fe y la forma de vivir pagana que imperaba en la región y que tentaba a alguno de los Tesalonicenses.

Pablo comienza la epístola hablando de su relación con los Tesalonicenses, de los motivos que le impulsaron a hacer la obra que hizo en Tesalónica, la forma dócil y dispuesta en la que éstos recibieron la Palabra y su deseo de reunirse con ellos.

En el capítulo 4, comienzan una serie de exhortaciones a la Iglesia que se adhieren a estos dos ejes antes citados, centrándose más en la forma cristiana de vivir en Santidad.

Y en el capítulo que hoy nos ocupa, después de haber empezado a hablar de la Parusía en el capítulo 4, los retoma e intercala.

«Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza”.

1 Tesalonicenses 4:13

“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él”.

1 Tesalonicenses 4:14

“Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron”.

1 Tesalonicenses 4:15

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero”.

1 Tesalonicenses 4:16

“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.

1 Tesalonicenses 4:17

“Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”. 

1 Tesalonicenses 4:18

“Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba”.

1 Tesalonicenses 5:1

“Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche”;

1 Tesalonicenses 5:2

“que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán”.

1 Tesalonicenses 5:3

“Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón”.

1 Tesalonicenses 5:4

“Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas”.

1 Tesalonicenses 5:5

“Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios”.

1 Tesalonicenses 5:6

“Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan”.

1 Tesalonicenses 5:7

“Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo”.

1 Tesalonicenses 5:8

“Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”,

1 Tesalonicenses 5:9

“quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él”.

1 Tesalonicenses 5:10

“Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”.

1 Tesalonicenses 5:11

El día del Señor

EL DÍA DEL SEÑOR O DÍA DE JEHOVÁ

En el Antiguo Testamento

El primer tema que Pablo aborda en este capítulo es el día del Señor, pero ¿a qué se refiere con el día del Señor y qué es?

Es por todos sabido que Pablo tenía un gran conocimiento de las Sagradas Escrituras que en su tiempo estaban compuestas únicamente por el Antiguo Testamento, así que vamos a ver que nos dice el Antiguo Testamento sobre el día del Señor:

En el Antiguo Testamento, el día del Señor o día de Jehová aparece en diecinueve ocasiones de las que consideramos más importantes las siguientes porque resumen perfectamente el concepto:

DEFINICIÓN

A partir de estas citas que hemos leído, podemos construirla y dividir la definición del “Día del Señor” en tres partes y a partir de tres aspectos diferentes:

  • Un aspecto Histórico: aquí se identifica el significado de esta frase, “El día del Señor o de Jehová”, con la intervención de Dios en asuntos referentes de Israel y de  las naciones vecinas.
  • Un aspecto Ilustrativo: en el que se refleja este día como una intervención de Dios en un futuro próximo a la profecía y con grandes acontecimientos naturales y físicos.
  • Un aspecto escatológico: este aspecto define esta frase como la intervención de Dios en el futuro y final de la historia humana.

En el Nuevo Testamento

Siguiendo la misma línea del concepto del día del Señor del Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento, encontramos referencias a este día en cinco citas diferentes manteniendo el aspecto ilustrativo y sobre todo el escatológico:

A todas estas citas se pueden añadir los mensajes que Cristo mismo dio a sus discípulos cuando le preguntaron acerca del fin, en (Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21).

Sobre todas las características, que no tenemos tiempo de estudiar, que el Maestro les dio a los que estaban reunidos escuchándoles, el Apóstol Pablo añade tres actitudes que debemos adoptar a la espera de que este día llegue.

Dos de ellas son repetidas pero una es totalmente nueva:

VELEMOS

En Mateo 25, después de hablar de las señales antes del fin y del fin mismo, habla de las diez vírgenes.

Si recordáis la historia de las diez vírgenes éstas tenían que esperar al novio, como mandaba la tradición en la región de Palestina, con sus lámparas encendidas.

Estaba prohibido que nadie estuviera en la calle de noche sin una lámpara encendida y el protocolo que se seguía en las bodas era el siguiente:

  • Los festejos se prolongaban durante varios días en cada una de las casas de los contrayentes.
  • El último día, el novio salía, normalmente de noche, a buscar a la novia que esperaba en compañía de sus amigas vírgenes a que el novio llegara.
  • Éste iba acompañado de un vocero que iba pregonando la llegada del esposo y una vez llegaba, era recibido por el cortejo, recibían los votos nupciales y se llevaba a la novia a continuar la fiesta en su nuevo hogar.
  • Una vez llegaban a su casa, se cerraban las puertas y el que no estuviera se quedaba fuera.

La parábola termina diciendo:

«Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.»

Mateo 24:42

y a mí personalmente me parece una imagen preciosa de la que debe ser nuestra actitud ante la venida del esposo (nuestro Señor).

Es nuestra tarea como parte del cortejo, como la novia que espera en la oscuridad del mundo que nos rodea, velar con nuestras lámparas encendidas con el fuego y el aceite del Espíritu Santo.

Así debemos velar:

SEAMOS SOBRIOS: 

Esto se refiere a la vigilancia moral, a ser juicioso, a practicar el dominio propio, a ser discreto y abstenerse del vino.

Que cuando venga el Esposo nos halle así, juiciosos y discretos, no borrachos de vino en lo cual hay disolución, sino llenos del Espíritu Santo para que la luz de nuestros candeleros esté alumbrando en la oscuridad.

Vestíos de toda armadura

VESTÍOS DE LA ARMADURA, ESPECÍFICAMENTE DE LA CORAZA Y EL YELMO.

¿A qué texto os recuerda esto? A Efesios 6, la armadura de la fe.

La carta que estamos estudiando, se escribió aproximadamente diez años antes que la carta a los Efesios con lo que la idea de la armadura, que ya rondaba la cabeza de Pablo en el versículo 51, aparece en su escrito en los versículos que van del 61 al 62, mucho más perfilada, definida y mejorada.

Básicamente de la armadura de Efesios 6, he aprendido cuatro cosas:

1. Cada una de las partes de la armadura representa a Cristo. 

El cinto de la verdad. ¿Quién es la verdad? Cristo

La coraza de Justicia. ¿Quién es nuestra justicia? Cristo.

¿Qué es el apresto del evangelio de la paz? O ¿En qué consiste este evangelio? En la obra de Cristo en la cruz del calvario.

El escudo de la fe. ¿Quién es el autor y consumador de la fe? Cristo.

El yelmo de la Salvación. ¿De quién depende nuestra salvación? De Cristo.

La espada del Espíritu que es la Palabra de Dios. ¿Quién es el verbo Divino? Cristo.

¿Quieres estar correctamente preparado para la guerra, para la lucha que tienes que enfrentar y para esperar correctamente?

¡Vístete de la armadura, Vístete de Cristo!

2. Pablo dice, vestíos de toda la armadura.

La razón es bien sencilla: una armadura incompleta no es efectiva.

Imagínate que vas a la guerra con el casco nada más, o con sólo la espada, o peor todavía, imagínate en la guerra sólo con el cinturón puesto… sería todo un espectáculo.

A la guerra uno tiene que ir con la armadura completa.

Lo mismo pasa con Cristo. Uno no puede únicamente ponerse el cinto porque habrá partes que quedarán descubiertas.

Uno no puede usar sólo la espada de la palabra sin que haya un cambio en la cabeza con el yelmo y en el corazón con la coraza, lo que quiero decir es que la única forma eficaz de enfrentarnos a la guerra contra el enemigo, es la obra integral y completa de Cristo en nuestras vidas.

Las cosas a medias en lo espiritual no sirven para nada y así debemos esperar, luchando con eficacia.

3. Para vestirse de la armadura de Cristo, primero hay que despojarse de las otras vestiduras.

Como seres humanos nos dedicamos a ponernos armaduras contra todas las cosas que nos hacen daño.

Creamos armaduras y corazas rodeándonos de nuestras familias, de nuestra economía, de nuestras relaciones, de nuestras capacidades y lo que hacen esas armaduras es que seamos como cebollas con capas y capas de cosas que no nos permiten ponernos la armadura que es realmente eficaz.

Confiar en Dios, como dijimos al principio, es despojarse de todo lo que sobra para vestirse únicamente de Cristo, ser como eres delante de Dios, débil, pecador, inservible, para que él se glorifique en tu debilidad.

Es una paradoja pero para poder resistir en la lucha con la armadura de Cristo, es un requisito indispensable hacerse débil.

4. La cuarta cosa que aprendí es como ponerme la armadura. 

Pablo al final de la descripción de la armadura que hemos leído nos habla de la oración y es que esa es la forma, mejor dicho, la única forma que tenemos para vestirnos con la armadura.

La intimidad con nuestro creador. No hay otra forma, ¿Quieres salir victorioso de la lucha? ¿Quieres la armadura de Dios? Pues hay que pagar el precio: oración, intimidad con Dios.

El soldado romano, se tenía que comprar él mismo la armadura, con su propio dinero y con su propio esfuerzo.

Nosotros, como soldados de Cristo, debemos de comprar nuestra propia armadura y entiéndase esto bien, tenemos que estar dispuestos a pagar el precio en el lugar secreto.

A pagar el precio de renuncia a nuestros quehaceres y satisfacciones para buscar su rostro pero sabiendo, que si lo hacemos, saldremos revestidos de una armadura indestructible; Cristo y que estaremos correctamente preparados para la guerra.


CONCLUSIÓN

Así pues hemos visto que en este capítulo, Pablo sigue la argumentación comenzada en capítulos anteriores sobre como construir la vida Cristiana sobre dos ejes substanciales: la venida del Señor y la Santidad.

Hemos visto a que se refiere el apóstol con el “Día del Señor” y como debemos esperar los que hemos creído y lo anhelamos, a ese acontecimiento que consumará nuestra esperanza: velando en todo tiempo, con sobriedad, llenos del Espíritu Santo y vistiéndonos con la armadura que es Cristo mismo, diariamente.

Que el Señor nos ayude y nos encuentre de esa manera, que nos halle esperando y clamando con nuestras bocas, nuestras almas y nuestros testimonios

¡Si, ven Señor Jesús, el  Espíritu y la Esposa dicen ven!

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