En el capítulo que vamos a analizar de la primera epístola a los Corintios, el apóstol Pablo hace un cambio radical de tema.
Durante los tres últimos capítulos venía hablando de los dones del Espíritu, de su operación y su función y de la importancia del amor.
Pero aquí completa una nueva doctrina en la evolución de la temática de la epístola: la soteriología. La soteriología es la doctrina de la salvación.
Quién nos la provee, cómo nos la proveyó y cuándo tomó efecto.
La resurrección de los muertos no es considerada por los teólogos como una doctrina como tal, pero es una parte esencial de la doctrina de la salvación que está compuesta a su vez de tres partes primordiales: la encarnación, la muerte y la resurrección.
Ahora bien, ¿qué es lo que lleva a Pablo a introducir aquí esta doctrina? Muy fácil.
Que había gente en la iglesia que negaba la resurrección de los muertos y por ende la de Cristo.
Para comprenderlo a cabalidad y en profundidad es necesario que comprendamos el contexto y el concepto que tenían tanto judíos como griegos de la muerte.
EL CONCEPTO GRIEGO DE LA MUERTE
El concepto griego de la muerte es muy complicado y tiene mucho que ver con la mitología.
Es ahí donde comienza el desarrollo del pensamiento griego sobre la muerte para acabar perdiéndose en las diferentes escuelas filosóficas, que básicamente creían en la reencarnación.
Pensaban que el cuerpo era una cárcel para el alma y hasta que no morían no se liberaban.
Para los griegos, había un inframundo que estaba compuesto de diversas partes entre las que se encontraba el Hades, que era el lugar a donde iban los muertos y que estaba gobernado por ese dios, el dios Hades.
En el Hades había a su vez cinco ríos con propiedades diferentes:
- Aqueronte: que era el que el muerto atravesaba para llegar al Hades.
- Cocito: por sus orillas vagaban las almas de los muertos que no podían pagar a Caronte el precio del viaje en la barca, y espiaban su falta durante 100 años.
- Flegetonte: era un río de fuego.
- Lete: cuyas aguas tenían la propiedad de hacer olvidar el pasado a quienes bebían de ellas.
- Estigia: era el río que constituía la frontera entre el mundo de los vivos y el Hades.
Para los griegos, cuando uno moría, era transportado por Caronte, el barquero al que se le debía de pagar un óbolo que se situaba en la boca o en los párpados del muerto, por el río Aqueronte y después de pasar por el Estigia llegaba al Hades donde recibía su recompensa según hubiese sido su vida.
El Hades era un lugar sin retorno, una vez que se entraba no se podía salir.
Resumiendo, tenemos que cuando un griego moría creía que era transportado por Caronte al Hades, y que en ese evento ya no tenía cuerpo.
Creían en la eternidad del alma pero no en su corporalidad.
Algunos creían en la reencarnación (más en la escuela Platónica), y sostenían que no se podía salir del Hades por lo que la resurrección era algo imposible por dos motivos:
- Porque el alma no podía volver a la vida sin cuerpo.
- Porque no se podía salir del Hades.
Este era el concepto griego de la muerte que mantenían algunos de los corintios.
EL CONCEPTO JUDÍO DE LA MUERTE
Para los judíos la muerte se concibe como la separación del alma y el cuerpo, no ya como una de las consecuencias del pecado original, sino como el fin natural de la vida y el paso de este mundo al mundo futuro.
Ni siquiera dentro de los judíos había unanimidad en cuanto a esto.
Por una parte, estaban los Saduceos que negaban la resurrección, la existencia de los ángeles y los espíritus y por el otro, todas las demás sectas judías que creían en la resurrección en el día final.
De hecho, este era el concepto más extendido entre los judíos.
Cuando muere Lázaro y Jesús habla con Marta, le dice que su hermano resucitará y la respuesta de Marta refleja esto perfectamente.
Marta le responde: “yo sé que resucitará en el día postrero”.
Una vez producido el fallecimiento se cerraban enseguida los ojos del cadáver, con el fin de evitar que si seguía divisando el mundo terrenal pudiera tener dificultades para discernir el más allá.
El cadáver del difunto debía ser cuidadosamente lavado, conforme a unos usos y prácticas consagrados por la tradición, ya que la muerte era considerada por los judíos como causa de un alto grado de impureza.
Todo lo que entraba en contacto con el cadáver se tornaba, asimismo, impuro.
Por esta razón, el lavatorio de los cadáveres estaba minuciosamente reglamentado: orden que había de seguirse en el lavado de las distintas partes del cuerpo, número de abluciones, cantidad de agua que había que emplear, versículos bíblicos que había que recitar, etc…
Asimismo se procedía a afeitar el pelo y el vello y a cortar las uñas del difunto, pues el Talmud los considera elementos impuros.
Ya en el cementerio, el cadáver era enterrado en una fosa o cueva.
La posición que adoptaba el cadáver sobre la fosa era horizontal orientada hacia el oeste, la cabeza y los pies hacia el este, de manera que al resucitar el Día del Juicio Final lo primero que haría sería dirigir su vista hacia Jerusalén.
Entre los judíos está prohibida la cremación de los cuerpos por considerar esta práctica contraria a la creencia de la resurrección de la carne.
Las características principales de la concepción de la muerte judía son las siguientes:
- Para los judíos la muerte era la separación del alma del cuerpo y era un proceso natural que no era consecuencia del pecado.
- Creían que cuando el hombre moría, iba al Seol, que era el lugar de los muertos.
- El Seol estaba dividido en dos partes: el seno de Abraham o paraíso y el Hades o infierno.
En estos lugares recibían un anticipo de lo que sería su recompensa final. - Creían que los muertos esperaban en forma incorpórea a una resurrección que se daría al final de los tiempos a la cual seguiría el juicio final.
- Precisamente por esto estaba prohibido quemar los cadáveres.
- Creían que el espíritu del difunto revoloteaba alrededor del cadáver durante los tres primeros días.
- No había unanimidad en las creencias. Los saduceos no creían en la resurrección.
Así pues tenemos en la iglesia de Corinto:
A los griegos, que creían en la eternidad de un alma sin cuerpo que no podía salir del Hades.
Y tenemos a los judíos, que creían que el alma esperaba en un estado intermedio en el que recibía un anticipo de lo que le esperaba, pero sin cuerpo.
Esto, evidentemente negaba la resurrección de Cristo.
Pablo resuelve esto dando pruebas de la resurrección de Jesús en forma corporal y habla de la importancia de este evento.
EXPOSICIÓN PAULINA SOBRE LA RESURRECCIÓN
«Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez».
Hechos 17:32
Este versículo me llamó mucho la atención.
Primero porque deja clara la idea que tenían los griegos sobre la resurrección y segundo, porque esto pasó justo antes de que Pablo fuera para Corinto y estoy seguro de que cuando Pablo escribió este capítulo lo tenía en mente.
En este capítulo y una vez más para poner orden en los pensamientos y acciones de los Corintios, Pablo habla de la veracidad constatable de la resurrección y de la importancia que tiene este evento para los cristianos introduciendo así el concepto que el cristiano debe tener de la vida después de la muerte, que dista mucho tanto de la concepción griega, como de la concepción judía y mucho más de la concepción actual de la muerte y de la vida después de la muerte que se podría resumir con el versículo 32:
«Si como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.»
1 Corintios 15:32
El apóstol hace esta defensa presentando una serie de argumentos:
Argumentos a favor de la historicidad y realidad del hecho
- Se apareció en primer lugar a Pedro (Cefas).
- Se apareció a los doce.
- Se apareció a más de 500 hermanos a la vez, de los cuales algunos en el momento en el que Pablo escribió la carta todavía estaban vivos y por lo tanto era fácil de comprobar.
- A Jacobo, hermano de Jesús.
- A todos los apóstoles, con el peso que su testimonio tiene. (Importancia de la palabra apostólica).
- Se le apareció al mismo Pablo.
- Si esto no fuera cierto, Pablo no arriesgaría su vida diariamente por el evangelio.
- Además de estas evidencias nosotros podemos argumentar más…
Argumentos sobre la importancia de la resurrección
- Si Jesús no resucitó nuestra fe es vana.
- Si Jesús no resucitó nuestra predicación es vana también.
- Si Jesús no resucitó, las escrituras mienten pues profetizan la resurrección del Mesías (Salmos 16:10; Oseas 6:2).
- Los apóstoles serían falsos testigos.
Analogías para explicar el cuerpo resucitado
En este punto en cuestión Pablo considera necesario introducir tres ilustraciones para presentar la verdad de la resurrección en un cuerpo glorificado ya que ni los griegos ni los judíos, entendían este concepto:
ANALOGÍA DE LAS SEMILLAS
El trigo tiene dos formas de existencia, la segunda se realiza únicamente si el trigo muere en la tierra.
Es Dios quien ha determinado la forma futura de cada semilla, es decir, le ha dado un “cuerpo” distintivo.
Dios también ha creado el reino animal con carne diferente.
Lo mismo se aplica a los cuerpos humanos y celestiales. Las glorias de estos cuerpos son diferentes. Los cuerpos terrenales lo demuestran.
La resurrección de los muertos no es diferente.
Es como una semilla que se siembra en muerte y surge inmortal.
Sufre una transformación gloriosa.
Sembrada en deshonra y debilidad, resucitará en gloria y poder.
Pablo llega a la conclusión de que si hay un cuerpo natural, también hay un cuerpo espiritual.
ANALOGÍA DE ADAN Y CRISTO
Así como los cristianos comparten la semejanza de Adán, también tendrán la semejanza de Cristo.
Porque el cristiano tiene asegurada la continuidad de su existencia con la resurrección de su cuerpo y su transformación a la semejanza misma de Cristo.
LA HERENCIA DEL REINO
La transformación es necesaria porque la carne y la sangre, es decir, el cuerpo terrenal, no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción heredar la incorrupción.
LA RESURRECCIÓN EN LA ACTUALIDAD
En cuanto a la concepción de la muerte diremos que cada uno piensa lo que buenamente puede pero lo más extendido es que no hay nada más allá.
Desde una perspectiva teológica el pensamiento ha sufrido, bajo mi punto de vista, la tiranía del racionalismo y cuando llegamos a la necesidad de la fe para aceptar ciertas cosas, las desestimamos.
En el siglo XIX, ya Bultmann, un conocido teólogo alemán, propuso la desmitologización y el estudio de las formas.
Sostenía que los acontecimientos milagrosos e inexplicables desde un ámbito razonable, eran adiciones a las escrituras de la Iglesia primitiva para darle más peso al mensaje de Cristo, por lo que no creía ni en los milagros ni en la resurrección.
Posteriormente y ya en el Siglo XX teólogos tan importantes como Barth o Brunner tampoco creían en la resurrección y actualmente, sobre todo la teología liberal ha redoblado sus esfuerzos por deshacer las evidencias de la resurrección de Jesucristo.
Sus intentos se pueden resumir en las siguientes teorías que quiero que conozcáis, o que al menos os suenen, porque es lo que hay en la calle hoy en día:
Teoría de que las mujeres se dirigieron a un sepulcro equivocado
Esta teoría se basa en que era muy oscuro y en que las mujeres estaban profundamente conmovidas.
Para empezar, estaba amaneciendo, no estaba tan oscuro y al menos dos de las mujeres que iban en la comitiva habían presenciado el entierro y conocían el lugar perfectamente por lo que esta teoría es altamente inviable.
Teoría del desmayo
Esta teoría sostiene que Cristo no murió realmente en la cruz, sino que se desmayó en la cruz, se despertó en la tumba y se fue.
Esta teoría está llena de problemas:
Los soldados romanos verificaron que estaba muerto y ni siquiera le quebraron las piernas, le clavaron una lanza en el costado.
Tendría que haber soportado todo ese tiempo en la tumba sin comida ni bebida después del duro trato recibido en el juicio.
Aún estando débil, tuvo que sacar fuerzas para remover la roca.
No despertó las sospechas de los soldados.
Se apareció dando la impresión de haber conquistado a la muerte.
Tuvo que conseguir un lugar donde esconderse durante esos días.
Teoría de que unos ladrones robaron el cuerpo
la verdad es que esta teoría no tiene mucho sentido.
No tiene sentido que alguien robase el cuerpo de Jesús y dejase los lienzos, y no quedan claros los motivos que podrían tener para hacerlo.
Teoría de que los discípulos robaron el cuerpo
Esta teoría tendría más sentido si no hubiesen puesto una guardia romana y si los discípulos no hubiesen estado dispuestos a dar sus vidas por el evangelio.
Nadie da su vida por una mentira.
Teoría de que las autoridades judías y romanas se hicieron cargo del cadáver
Aunque es la teoría más lógica, es igualmente insostenible.
Si las autoridades hubieran tenido el cadáver, rápidamente lo habrían expuesto cuando los apóstoles y seguidores de Jesús comenzaron a predicar sobre su resurrección.
Muy al contrario, lo que hicieron fue perseguirlos y matarlos.
CONCLUSIÓN
Así pues nosotros en nosotros y basándonos en las evidencias bíblicas, porque la Palabra de Dios es nuestra autoridad, en la actualidad, creemos:
- Que Cristo resucitó al tercer día.
- Que este hecho ratificó la salvación.
- Que por esta salvación que nos ha sido dada por gracia, resucitaremos con él cuando muramos.
- Que existe una vida después de la muerte en la que tendremos un cuerpo glorificado.
- Y que en el momento en el que morimos, vamos a su presencia con ese cuerpo nuevo para estar con él por la eternidad.