La resurrección de Lázaro: Una cuestión de fe

04
Mar
La resurrección de Lázaro. Una cuestión de fe

Cuando era pequeño, y seguro que alguno de vosotros lo recuerda, había un mago que solía salir mucho por televisión, que se llamaba Juan Tamariz.

El tipo, la verdad es que era muy ingenioso y gracioso también.

Le caracterizaban dos cosas básicamente:

  • Una era su pelo, que para que os hagáis una idea, era calvo en el centro pero se había dejado crecer mucho los laterales.
  • Y la segunda, era que siempre que hacía un truco de magia que le salía bien, hacía, con un violín imaginario: «nianonianona!!» ¡Y cantaba fatal!.

Bueno, pues mientras meditaba en el versículo sobre el que quiero compartiros en esta mañana, recordé un truco que hacía Tamariz que a mí me encantaba y al que yo le he puesto por nombre cuestión de Fe…

El versículo sobre el que os quiero hablar, es:

«Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”

Juan 11:40

Lázaro había muerto

CONTEXTO DEL VERSÍCULO

Lázaro había muerto.

Marta y María estaban sufriendo todo el dolor que la pérdida de un ser querido produce.

Estaban en medio de la tormenta del dolor y justo en ese momento, en el momento del duelo llega uno de sus mejores amigos, Jesús.

Jesús no sólo era su amigo, sino que ellos habían creído en él como el Mesías anunciado a través de las Escrituras, le habían visto obrar milagros, y había transformado sus propias vidas.

Cuando Jesús llega, Marta llena de dolor le dice: «Jesús si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto».

Jesús le dice «tu hermano resucitará».

Marta le dice: «ya lo sé, todos nosotros hemos creído en ti, el resucitará contigo en el día postrero, sé que va a ir al cielo».

Dios tiene su tiempo para corregirnos

Me llama la atención que Jesús no saca a Marta de la idea que está manejando, ni le revela el plan que tiene de resucitar a Lázaro allí en ese momento.

Muchas veces, el Señor en su misericordia, nos deja tener ideas y conceptos que no son negativos del todo pero que tienen que ser corregidos. O nos deja tener una idea no del todo clara sobre sus planes, pero nos dirige con amor hasta que llegamos a comprender su propósito.

Somos como niños que no tienen la capacidad de comprenderlo todo.

Recuerdo que las primeras veces que viajé en avión, era muy pequeño.

No sé, creo que tenía cinco años y por mi edad y por mi estatura no alcanzaba a ver por la ventana del avión.

Resulta que esas primeras veces todo se confabuló para no dejarme ver la realidad: o bien me sentaban lejos de la ventana, o había mucha niebla o me quedaba dormido antes de que el avión despegase.

No sé cuantos os acordáis del psicosoma, pero en todo eso también tenía bastante que ver porque mi mamá, me enchufaba un poco de psicosoma al subir al avión y me despertaba casi en el destino medio drogado.

¿Qué sucedió? Que yo me armé mi propia idea de lo que pasaba cuando subía a un avión.

Yo siempre he sido un niño un poco imaginativo así que tengo historias de mi niñez para aburrir.

Llegué a la conclusión de que lo que pasaba cuando uno se subía a un avión era que un montón de gente cambiaba el decorado de la ciudad.

El avión no se movía, pero todo cambiaba y cuando salías del avión ya estabas en otro sitio y el tiempo que duraba el vuelo era lo que tardaban en cambiar el decorado.

¡Hay que ver lo que hace el psicosoma!.

Recuerdo que le conté esa idea a mi bisabuela que es una de las personas más dulces que he conocido jamás y luchó bastante para no reírse, pero me acarició la cabeza y me dijo: «si hijo es más o menos así», y yo me quedé tan contento.

Así es el Señor.

En su misericordia nos pasa la mano por la cabeza y nos dice: «algo parecido hijo mío, algo parecido». sabiendo que no tenemos la capacidad para asimilar ni comprender su obra y que ya la comprenderemos si tenemos que hacerlo en algún momento.

Así que cuando pasan cosas que no entiendo, he aprendido a no estresarme, sino a esperar, porque si la idea que tengo está equivocada, el Señor me la va a hacer comprender.

Y si no tengo ni siquiera una idea, a su tiempo si yo he de comprender, tengo la certeza de que Él me iluminará con esa forma amorosa que tiene de hacerlo.

No podemos ayudar a Dios

Así llegamos al versículo en cuestión.

Jesús se acerca a la tumba y manda quitar la piedra, así que Marta sale en su socorro.

Quizá pensaba que quería ver a Lázaro por última vez o que la emoción estaba pudiendo a su amigo así que le dice: «Señor lleva ya cuatro días muerto y hiede ya». En otras palabras, ya está muy descompuesto, quiero ahorrarte el trago desagradable.

Muchas veces actuamos así.

Intentamos evitarle los tragos desagradables a Dios pero en el fondo es falta de Fe.

Lo que nos sucede, es que no hemos creído que Él es poderoso para arreglar cualquier situación.

En esto y en el perdón nos hemos vuelto especialistas en ser mejores que Dios.

Pero lo dejo ahí, no quiero desviarme del tema, sólo meditad en ello.

C.S. Lewis dijo que si no estudias teología no es que no vayas a tener ideas sobre Dios, sino que las que vas a  tener seguramente estén equivocadas.

Y  eso nos pasa a menudo, tenemos ideas equivocadas sobre el perdón de Dios, sobre su justicia y sobre su omnipotencia.

Entonces Jesús le dice las palabras que son objeto de nuestro estudio en esta mañana: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?»


Una cuestión de fe

CREER, UNA CUESTIÓN DE FE

La palabra que se utiliza en griego para creer es pisteuo. La raíz de pisteuo es pistis que significa Fe.

Para mí, y esto es personal porque ni siquiera los teólogos se ponen de acuerdo en esto, quizá por la complejidad del asunto, hay tres tipos de fe, aunque miles de definiciones:

La fe salvadora

Que es aquella que mueve al perdido, a aquel que de ninguna manera podía tener en encuentro con Cristo ni aceptar su sacrificio salvífico por su propia voluntad, aquel que estaba encerrado en su naturaleza caída, aquel que es perfectamente descrito por Pablo en Romanos 3:23.

«por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios»

Romanos 3:23

Aquel que estaba destituido, como todos nosotros en otro tiempo, lo estaba: a aceptar el sacrificio de Cristo, que es la necesidad interior que necesita ser satisfecha y la comprensión de que la satisfacción de esa necesidad, pasa irremediablemente por Cristo.

Un ejemplo: cualquiera de nosotros.

El Don de fe

Que es uno de los dones y de las manifestaciones del Espíritu Santo en la vida del creyente.

Igual que unos tienen dones de lenguas e interpretación, otros de sanidades, otros de profecía, de palabra, de ciencia… hay también hermanos que han recibido el don de fe.

Según el Doctor David Lin: «Este don consiste en una oración ferviente, un gozo extraordinario y una osadía poco usual que suelen acompañar a ese don. No es la fe salvadora sino más bien una fe milagrosa para una situación u oportunidad especial. También puede comprender una capacidad especial para inspirar la fe de los demás»

Como ejemplos, podríamos hablar de Elías cuando enfrenta a los profetas de Baal en 1 de Reyes 18: 33-35 y Pablo cuando inspira fe a todos los que van en el barco con él hacia Roma en medio de la tormenta.

La fe razonada del creyente

Esta es la fe que se puede razonar frecuentemente con la experiencia.

Yo creo en la gravedad porque si suelto mi biblia se cae al suelo y es un hecho comprobado.

Creo en Dios y en su palabra por varios motivos, aunque aquí podríamos poner miles de ellos.

CREO EN DIOS:

  1. Porque puedo sentirlo.
  2. Porque la naturaleza da testimonio de él.
  3. Porque puedo recordar las obras que ha hecho a mi favor. Josué: Tengo pruebas tangibles de que Él ha sido fiel y bueno conmigo.
  4. Porque es inmutable, porque no cambia, porque sigue siendo y será el mismo y ha mostrado su amor y su justicia a través de los tiempos tratando por igual a todos.
  5. Porque su palabra es verdad y se cumple.

CREO EN SU PALABRA:

  1. En el Antiguo Testamento hay más de 300 profecías Mesiánicas que se han cumplido fielmente en la persona de Cristo.
  2. Hay miles de pruebas arqueológicas que corroboran que los sitios y tiempos de los que habla la biblia fueron ciertos.
  3. Por la unidad de pensamiento que hay en todos sus libros a pesar de la diversidad de autores y épocas en las que fue escrita.
  4. Porque sólo tengo que leer sus páginas para ver como se describen los problemas actuales y las soluciones que Dios ha dispuesto para los que le aman.
  5. Porque es un pozo sin fondo del que no dejo de sacar tesoros.
  6. Porque mi corazón se enciende cada vez que las abro.

Pero sobre todas las cosas, tanto en Dios como en su palabra, porque he decidido creer.

De ambas cosas tengo pruebas que me dan una base, un sostén firme para tener una fe, porque la experiencia me ha demostrado que son sólidas.

Cuando era pequeño, creía ciegamente en los Reyes Magos.

Creía porque mis padres me habían dicho que existían y ellos para mi eran la máxima autoridad, además de que siempre les dejábamos casera y algo para comer, incluso hierba para los camellos y la verdad, siempre venían con hambre.

Pero fui creciendo y claro ya la gente del cole empezó a sembrar la duda en mí así que tuve una crisis de Fe en los Reyes Magos.

Mis padres sabiamente, les pidieron a unos amigos suyos que se vistieran de Reyes Magos y la noche de reyes vinieron a mi casa de madrugada.

Mi hermano y yo estábamos durmiendo y entraron mis padres y me dijeron: «mira quién ha venido!!». Y yo abrí los ojos y me tiré al cuello de Baltasar!!

Estaba en lo cierto, los Reyes Magos existían.

Estuvieron un ratito allí y después se fueron. No os podéis imaginar con que autoridad defendí su existencia el día que empezó el colegio y todos volvimos de las vacaciones.

Yo había visto a los Reyes con mis propios ojos.

Marta debía de creer a y en Jesús no sólo porque había oído acerca de él, sino porque seguramente había visto milagros a su alrededor y debía conocer su poder, podía tener una confianza fundada en su amigo.

Yo No sólo creía en los Reyes Magos porque me lo habían dicho, sino que los había visto con mis propios ojos.

Así mismo me pasa con Dios y con su palabra.

Primero, he creído por esa fe salvadora que es obra del Espíritu Santo y me he acogido al Sacrificio de Cristo y a su gracia. Eso ha transformado mi vida.

Segundo, en momentos puntuales he sentido ese revestimiento de fe para afrontar diversas cosas difíciles y esa es la fe como don.

Pero en tercer lugar, creo en Dios y en su Palabra, porque Dios ha sido fiel conmigo y siempre ha cumplido lo que me ha dicho a nivel personal, y a través de su palabra.

Hermanos, ¡tenemos la palabra profética más segura! ¡A la cual hacéis bien en aferraros porque se cumple! ¡Se cumple! ¡Se cumple!

Por ello os voy a dar dos motivos ciertos, porque están en su Palabra, para que durante la prueba, así como durante la prueba Marta recibió palabra, vosotros recibáis consolación:

«Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová.»

Salmos 34:19

«Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.»

Juan 16:33

Si estáis pasando por pruebas, aflicciones o preocupaciones, confiar, creed, que vais a ver la gloria de Dios, ¿nos ha dado Dios motivos para creer?

¿Ahora bien, qué es la gloria de Dios?


La Gloria de Dios

LA GLORIA DE DIOS

El tema de la gloria de Dios es extensísimo, casi tanto o quizá más que el de la fe, pero no quiero aburriros.

La palabra en griego para gloria es Doxa.

De ahí las llamadas doxologías que son normalmente las partes finales en las que se alaba a Dios y se alaba su gloria.

Una de las acepciones que tiene la palabra Doxa es Luz, resplandor y verás, esto me llamó muchísimo la atención.

Vamos al libro de Hebreos capítulo 1 versículos 2 y 3:

«…en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;»

Hebreos 1:2

«…el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,»

Hebreos 1:3

Luego Cristo es el resplandor de la gloria de Dios.

«Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.»

Juan 1:6

«Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.»

Juan 1: 7

«No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.»

Juan 1:8

«Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.»

Juan 1:9

Cristo es el resplandor de la gloria de Dios, Cristo es luz, Cristo es la gloria de Dios.

Luego el versículo queda así: si crees, vas a ver a Cristo actuando, resplandeciendo en tu situación, en tu tribulación, en tu prueba.

La idea es como cuando uno acciona un interruptor y un cuarto que estaba totalmente a oscuras se llena de luz.

Eso es lo que sucedes si crees en las pruebas que tienes.

Este verano tuve la oportunidad de ir conduciendo desde California hasta Miami.

Para hacer esa ruta uno tiene que atravesar varios estados y los dos primeros son puro desierto: Arizona y Nuevo México.

Ver amanecer en el desierto es una de las cosas más increíbles que he visto.

Vas conduciendo y empiezas a ver un pequeño resplandor en la distancia y enseguida, en cuestión de minutos, todo se llena de luz, amanece.

Eso es lo que pasa cuando uno cree.

Cristo amanece sobre tus situaciones, si crees, vas a ver la gloria de Dios, vas a ver a Cristo actuando sobre tu necesidad.

Luego hemos visto el contexto del versículo.

Hemos visto que la situación que estaba viviendo Marta era muy triste que era la prueba.

Que Jesús aparece y le da una respuesta de consuelo pero que ella no entiende muy bien y aún así no la corrige.

Que a pesar de toda la experiencia que había tenido con el Señor y de saber que Él era el Mesías, su Fe flaquea pero en ese momento Jesús llama su atención con una frase llena de significado:

«¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?»

Hemos visto lo que es creer, tener fe, y lo que es la gloria de Dios: Cristo actuando.

Pero para ponerle la tapa al wiro, va Jesús y resucita a Lázaro físicamente.

Le rompe los esquemas a Marta.


Lázaro resucita

LA ACTUACIÓN DE DIOS, CASI SIEMPRE ROMPE NUESTROS ESQUEMAS

Marta no esperaba que Lázaro resucitase.

Jesús le dijo que Él era la resurrección y la vida y ella había creído que Él era el Cristo y creía que su hermano iba a ir al cielo pero no se esperaba que el consuelo que tenía preparado el Señor para ella y para su hermano, era resucitar a Lázaro.

No se esperaba que la manera en que se iba a manifestar la gloria de Dios en toda aquella situación iba a ser esa.

Dios rompe nuestros esquemas, el es soberano y actúa como le parece y cuando le parece.

Recuerdo la primera vez que leí el libro de Job.

Después de todo lo que ese pobre hombre tuvo que pasar, de la muerte de sus hijos, de la enfermedad, de sus amigos molestos, yo esperaba una manifestación increíble de Dios solucionando todos sus problemas.

Algo como una catástrofe mundial y Job siendo el redentor de la humanidad. En fin, una respuesta súper-contundente.

¿Pero sabes? ¿cuál fue la solución a los problemas económicos de Job? Cada uno de sus parientes y amigos le dio una pieza de oro y con eso, fue el doble de rico.

¿No os parece increíble una solución tan sencilla? A mi si, incluso pienso que se podían haber reunido un poco antes y haberle evitado un poco de sufrimiento al pobre, pero nada, fue, en el momento de Dios y de la forma que Dios estableció, rompiendo esquemas.

Si estás pasando por alguna dificultad, déjame decirte que si has depositado tu confianza en Dios, Él la va a resolver pero estoy casi seguro de que no va a ser como esperas.

Dios tiene por costumbre romper nuestros esquemas y a su nombre sea la gloria por ello, el siempre supera nuestras expectativas.


CONCLUSIÓN

Tamariz o Jesucristo.

Con el tiempo aprendí que el truco de cartas era tan sólo una ilusión, era entretener la atención de los espectadores, mientras se cumplía una regla matemática simple.

Antes de creer en ilusiones prefiero creer en Cristo, en Dios y en su palabra porque son verdad y son una base inigualable para cimentar nuestra fe.

Dificultad, fe puesta a prueba, Gloria de Dios, rotura de esquemas, ese es un patrón con el que nosotros los cristianos deberíamos estar familiarizados y si no lo estás hermano mío, es hora de que lo vayas haciendo porque pruebas no vas a dejar de tener.

Pero Dios te está diciendo esta mañana a ti: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?«

«¿No te he dicho que si crees, verás a mi Hijo Jesucristo actuando sobre tu situación laboral, sobre tu situación financiera?»

«¿No te he dicho que si crees, vas a ver, me voy a glorificar sobre tu prueba?»

¿No te he dicho que si crees, me voy a glorificar en tu situación familiar?»

«¿No te he dicho que si crees, vas a ver a Jesús amaneciendo sobre aquello que te preocupa?»

«¿No te he dicho que si crees, voy a romper tus esquemas y de todas formas me voy a llevar la gloria porque sólo yo la merezco?

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