La santa cena

21
Abr
La Santa cena

Para comprender la importancia de la Santa Cena, lo que ha ido cambiando así como los errores y abusos que se han cometido con respecto a tan solemne acto, me ha parecido bien hacer un breve desarrollo histórico de la misma comenzando por sus orígenes, continuando con la Iglesia Primitiva, los Padres de la Iglesia, la escolástica, la Reforma, la Contrarreforma y hasta nuestros días, para concluir con los principios básicos a los que debemos atender a la hora de celebrarla y las enseñanzas que se desprenden de los mismos.

El texto que nos ocupa se encuentra en 1 Corintios 11:17-34:

«Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor».

1 Corintios 11:17

«Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo».

1 Corintios 11:18

«Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados».

1 Corintios 11:19

«Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor».

1 Corintios 11:20

«Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga».

1 Corintios 11:21

«Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo».

1 Corintios 11:22

«Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan»;

1 Corintios 11:23

«y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí».

1 Corintios 11:24

«Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.»

1 Corintios 11:25

«Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga».

1 Corintios 11:26

«De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor».

1 Corintios 11:27

«Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa».

1 Corintios 11:28

«Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí».

1 Corintios 11:29

«Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen».

1 Corintios 11:30

«Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados»;

1 Corintios 11:31

«mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo».

1 Corintios 11:32

«Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros».

1 Corintios 11:33

«Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere».

1 Corintios 11:34

La Santa cena. El Origen

ORÍGENES

El día en que el Señor Jesús instituyó la Santa Cena, fue el día 14 del mes de Abib o Nisán, en la Pascua Judía que es aproximadamente en Abril.

La Pascua es la Principal fiesta de los judíos.

Se celebraba juntamente con la Fiesta de los Panes sin Levadura, y se prolongaba durante siete días.

El nombre viene del vocablo hebreo pesakh, que literalmente significa «pasar por alto» o «encima», y figuradamente «preservar», «mostrar misericordia».

Los principales pasajes bíblicos en los que se narran la institución y el mandato de la Pascua son Éxodo 12:1-28; Levítico 23:1-2, 4-8; Números. 9:1-14; Deuteronomio 16:1-8.

La Pascua conmemora para los israelitas su propia liberación realizada por la intervención divina, y el día en que Jehová Dios los sacó de la esclavitud en Egipto, por mano de Moisés, para introducirlos en Canaán, la tierra de promisión.

Sin embargo, la Pascua no recordaba sólo la liberación en sí, sino también al cordero o víctima del sacrificio, cuya sangre, untada en los postes y en el dintel de la puerta de los hogares israelitas, evitó que el ángel de la muerte matara al primogénito de cada familia del pueblo de Dios.

Así que la Pascua es también el acto redentor más grande de Dios, en cuanto a su antiguo pueblo.

Moisés instituyó la Pascua, por orden de Dios, la misma noche en que el pueblo de Israel salió de Egipto, después de ser esclavos por más de 400 años.

Debían celebrarla todos los israelitas, incluyendo los extranjeros circuncidados que vivieran entre ellos, por estatuto perpetuo (Éxodo 12:24).


La Santa cena. El Cordero

CARACTERÍSTICAS DE LA PASCUA

  • La Pascua se celebraba a la puesta del sol el día 14 del mes de Abib o Nisán (Éxodo 13:4; 34:18; Ester 3:7), el cual corresponde más o menos a Abril.
    Este era el primer mes del calendario sagrado judío y el día 14 coincidía con la noche de luna llena.
  • El día 10 de ese mes cada familia debía apartar un cordero o un cabrito, macho, de un año, sin defecto alguno.
    Si la familia era pequeña, se podían juntar varias familias para las que un cordero fuera suficiente.
  • El cordero debía inmolarse y con su sangre untarse los postes y el dintel de las casas (esto fue sólo en la primera).
  • El cordero debía asarse, y su carne comerse con hierbas amargas y panes sin levadura.
  • El padre de familia era el que presidía la celebración y Moisés dio órdenes precisas para que al preguntar los hijos qué era la Pascua, el padre de familia les explicara su significado. (Éxodo 12; Deuteronomio 6:20-23).
  • Lo que sobrara del cordero, al que no se podía quebrar los huesos, debía quemarse aquella misma noche (Éxodo 12:46; Números 9:12).
  • Si alguien por alguna razón justificada no podía celebrar la Pascua en la fecha establecida, tenía permiso para celebrarla en el segundo mes; pero si el descuido era voluntario, al infractor se le castigaba con la muerte (Números 9:6-14).
  • A las mujeres se les permitía participar en la celebración, pero no estaban en la obligación de hacerlo (1 Samuel 1:3, 7; Lucas 2:41).

LA CELEBRACIÓN DE LA PASCUA EN LA BIBLIA

En el Antiguo Testamento

Aunque la Pascua debía celebrarse todos los años, en el Antiguo Testamento sólo tenemos registradas algunas de estas celebraciones:

En el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento se mencionan varias Pascuas:


Celebrando Pascua. The Chosen

CÓMO SE CELEBRABA

Las autoridades judías señalan que la manera de comer la pascua, sobre todo en la época del Señor era la siguiente:

  • Cuando todos estaban en su lugar, el presidente de la fiesta daba las gracias, y todos bebían entonces de la primera copa de vino mezclado con agua.
  • Todos se lavaban las manos.
  • Se preparaba la mesa con el cordero pascual, panes sin levadura, hierbas amargas, y un plato de salsa espesa llamada Jaróset (que se preparaba en un cacharro que simbolizaba el mortero con el que hacían la masa para los ladrillos en Egipto).
  • Todos mojaban una parte de las hierbas amargas en la salsa, y las comían.
  • Se sacaban los platos de la mesa, y los niños o prosélitos recibían instrucción acerca del significado de la fiesta.
  • Después se volvían a traer los platos, y el presidente decía: “Ésta es la pascua que comemos, porque el Señor pasó por alto las casas de nuestros padres en Egipto”.
    Sosteniendo en alto las hierbas amargas, decía a continuación: “Éstas son las hierbas amargas que comemos en memoria de que los egipcios amargaron la vida de nuestros padres en Egipto”.
    Después se refería al pan sin levadura, y recitaban los salmos 113 y 114, finalizando con una oración.
    Todos bebían entonces la segunda copa de vino.
  • El presidente rompía uno de los panes sin levadura, y daba las gracias.
  • Todos participaban entonces del cordero pascual que había que comerse entero y sin quebrarle los huesos.
  • Para finalizar la cena, todos tomaban un trozo de pan con algo de hierbas amargas y habiéndolo mojado en la salsa, se lo comían.
  • Bebían entonces la tercera copa de vino, llamada «copa de bendición».
  • El presidente pronunciaba entonces los Salmos 115, 116, 117 y 118, y con otra copa de vino finalizaba la fiesta.

TIPOLOGÍA DE LA PASCUA

Según el Nuevo Testamento, Cristo reúne las siguientes condiciones del cordero pascual:


La cena del Señor. la Santa cena

INSTITUCIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR

(Mateo 26:17-30; Marcos 14:12-16; Lucas 22:7-23; Juan 13:1-20)

El Señor Jesucristo, un día antes de morir, celebró la pascua con sus discípulos y ahí instauró la Santa Cena.

La Pascua se celebraba en el aposento alto.

Las casas judías estaban divididas en dos partes como dos cuadrados superpuestos.

Una era la parte en la que se hacía vida normal y el otro cuadrado al que se llegaba a través de unas escaleras, utilizado como almacén, para hospedar a visitantes, como lugar para meditar y para eventos especiales.

La sala de un convite judío o aposento alto, solía ser una pieza cuadrada de 10 codos (menos de 5 m.) de lado.

En ella se encontraba la mesa del banquete y, a su alrededor, los triclinios o lechos en que se recostaban los comensales.

Los triclinios eran generalmente una agrupación de tres lechos ligeramente escalonados del primero al tercero.

La postura de los comensales, reclinados sobre el costado izquierdo, era oblicua a la mesa.

El triclinio de la presidencia, el lecho del centro, lo ocupaba el más digno; en nuestro caso, Jesús; detrás de él, y un poco más elevado, el segundo más digno; y delante, un poco más bajo, el tercero.

Aunque no todas las opiniones afirmen fue así, la reproducción más verosímil de los hechos que se sucedieron en la conocida como la “última cena” parece ser como sigue:

  • Jesús observa el rito tradicional de la pascua hasta comer el cordero.
  • Luego, apartándose de lo tradicional, se levanta, lava los pies a los discípulos y se sienta (Juan 13:2-12).
  • Entonces dice que tenía ganas de comer esta pascua con sus discípulos, porque ya no comerá otra hasta que se cumpla el reino.
  • Luego toma pan, posiblemente el pan que señalaba el fin de la comida. Pronuncia sobre él una (tradicional o nueva) bendición de acción de gracias, lo parte y lo extiende a sus discípulos.
  • Entonces toma la copa y la da a beber (Lucas 22:17-20).
  • Terminando esto, Jesús y los suyos cantan la segunda parte del Hallél (Mateo 26:30; Marcos 14:26), y salen para Getsemaní, al otro lado del Cedrón.

En la fiesta que se estaba celebrando, la pascua, Jesús usó los símbolos tradicionales para darles un nuevo significado y con esta innovación queda instaurada la Cena del Señor.

Los cambios introducidos por Cristo son los siguientes:

Dijo del pan:

«Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.»

Lucas 22:19

Aquí tenemos lo que se suele llamar un sacramento.

Un sacramento es algo, por lo general ordinario, que ha adquirido un significado nuevo y extraordinario para el que tenga ojos para ver y un corazón para entender.

No hay nada especialmente teológico ni misterioso en esto.

Muchos tenemos un cajón lleno de baratijas y cosas que no queremos tirar, porque nos recuerdan a personas o situaciones que nos son queridas.

Son cosas corrientes, pero tienen un valor especial para nosotros.

Cuando enterraron al almirante Nelson en la catedral de San Pablo, unos marinos llevaron el ataúd hasta la tumba.

Uno que estuvo presente escribió:

“Con reverencia y con eficacia bajaron a la tumba el cuerpo del más grande almirante del mundo. Y entonces, como si obedecieran a una orden de corneta, como un solo hombre, cogieron la bandera británica con la que había estado cubierto el ataúd y la rasgaron en tiras, y cada uno se llevó una como souvenir de tan ilustre hecho”.

Aquel trocito de paño de color, toda la vida les hablaría del almirante que tanto habían admirado y querido.

Eso es un sacramento.

El pan que tomamos en la Comunión es pan corriente; pero para el que tiene el corazón dispuesto a sentir y entender, representa al cuerpo de Cristo.

Dijo de la copa: 

«De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.»

Lucas 22:20

En su sentido bíblico, pacto es la relación entre el hombre y Dios.

Dios se acercó en su gracia al hombre, y el hombre se comprometió a obedecer y cumplir la ley de Dios (Éxodo 24:1-8).

La continuidad de ese pacto dependía de que el hombre cumpliera su compromiso y obedeciera esa ley.

Pero el hombre ni pudo ni puede, y el pecado interrumpe la relación entre el hombre y Dios.

Todo el sistema sacrificial de Israel estaba diseñado para restaurar esa relación por medio de los sacrificios que hacían expiación por el pecado.

Lo que Jesús estaba diciendo es que con su vida y con su muerte había hecho posible una nueva relación entre Dios y nosotros.

Sois pecadores, es cierto; pero, porque yo he muerto por vosotros, ahora sois amigos, y no enemigos de Dios.

Costó la vida de Jesús el restaurar la relación perdida entre Dios y los hombres.

Jesús dijo:

«Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. «

Lucas 22:19

«Haced esto para acordaros de Mí.” Jesús sabía lo fácilmente que olvida la mente humana.

Los griegos decían que el tiempo borra todas las cosas; como si la mente fuera una pizarra, y el tiempo la esponja que se usa para limpiarla.

La gente olvida porque no lo puede evitar.

Lo que viene a decir Jesús es: «entrad de cuando en cuando a la paz y tranquilidad de mi casa, y  al hacer esto os acordaréis de mí y de la esperanza que tenéis de que vuelva».


LA PROYECCIÓN ESCATOLÓGICA

Si comenzamos con la declaración escatológica, esta se explica como la esperanza de los primitivos creyentes, según las instrucciones recibidas del Señor, de que su comunión con él se cumplirá en el reino perfeccionado de Dios.

Y esto pone un terminus ad quem para la eucaristía paulina, porque cuando el Señor vuelva en gloria para unir a su pueblo en comunión, cesará el acto de rememoración de la cena (Apocalipsis. 19:7-10).


Los Corintios. La Santa cena

EL PROBLEMA DE LOS CORINTIOS Y SU CONTEXTO

El mundo antiguo era mucho más social que el nuestro en muchos sentidos.

Era costumbre habitual el reunirse grupos de personas para celebrar comidas.

Había, en particular, una cierta clase de fiesta que se llamaba éranos, en la que cada participante aportaba una parte de la comida y luego todo era para todos.

La Iglesia Primitiva adoptó esa costumbre, y llamaba a sus fiestas Ágape o Fiesta del Amor.

Todos los miembros de la Iglesia venían, aportando cada uno lo que podía, y todos participaban de la comida congregacional.

Era una costumbre encantadora que es una pena que se haya perdido en muchas Iglesias.

Era una manera de producir y alimentar el sentimiento de la comunión cristiana.

Pero en la iglesia de Corinto, la Fiesta del Amor fraternal se había pervertido lamentablemente.

Había en ella ricos y pobres. Había algunos que podían llevar mucho y esclavos que no podrían contribuir con casi nada.

De hecho, para muchos de aquellos esclavos sería en la Fiesta del Amor donde tomaran la única comida decente de toda la semana.

Pero en la iglesia corintia se había perdido el arte de compartir.

Los ricos no repartían lo suyo, sino se lo comían en sus grupos exclusivos, dándose prisa no fuera que tuvieran que compartirlo con otros, mientras que los pobres no comían casi nada.

El resultado era que la comida en la que las diferencias sociales tenían que haberse borrado, todavía las marcaba más.

Pablo lo expone y desaprueba sin reservas.

En Corinto había dos partes en la observancia del culto: una comida en común que se tomaba con el propósito de alimentarse, seguida por un solemne rito de la eucaristía.

Hubo serios excesos dentro de la asamblea corintia, tales como avaricia, egoísmo, borrachera y glotonería.

Para poner orden, Pablo da instrucciones específicas relacionadas con la forma en que debía celebrarse la cena del Señor:

  • Deberíamos participar en la cena del Señor con una actitud de arrepentimiento porque recordamos que Cristo murió por nuestros pecados (1 Corintios 11:26).
  • Deberíamos tomarla dignamente, con reverencia y respeto (1 Corintios 11:27).
  • Deberíamos examinarnos a nosotros mismos para ver si tenemos algún pecado sin confesar o alguna actitud de resentimiento (1 Corintios 11:28).
    Estamos preparados y listos sólo cuando creemos en Él y lo amamos.
  • Deberíamos considerar a otros (1 Corintios 11:33), esperando hasta que todos estén presentes y participando en ella en orden y en unidad.

Cuando Pablo dice que nadie debe tomar indignamente la cena del Señor, estaba dirigiéndose a los miembros de la iglesia que estaban participando de ella sin pensar en lo que realmente significaba.

Todo aquel que actúa así «será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor».

Posteriormente dice que por haber tomado la Santa Cena indignamente, muchos están enfermos y otros duermen.

En lugar de honrar su sacrificio estaban participando de la culpa de los que habían crucificado a Cristo.

Aquí, bajo mi humilde punto de vista podemos aprender dos cosas:

La seriedad del acto de conmemoración

En números y en lo que se refiere a la pascua, vemos como si el no participar de la pascua ha sido voluntario, el castigo es la muerte.

Seguramente Pablo está hablando de una manifestación física del juicio de Dios para aquellos que son irreverentes y no se toman en serio las cosas espirituales.

Si cuando te acercas a tomar la Santa Cena, un acto de unidad, de amor y de compasión, en el que se conmemora el sacrificio de Cristo por los miembros de su iglesia:

  • no disciernes el cuerpo.
  • no comprendes a cabalidad lo que ser parte de la Iglesia significa.
  • tienes rencillas, odios, contiendas…
  • no puedes ver a tus hermanos y te molestan…

entonces estás enfermo espiritualmente si no muerto.

En realidad, nadie es digno de participar de la cena del Señor.

Todos somos pecadores salvados por gracia.

Esta es la razón por la que deberíamos prepararnos para la comunión por medio de una introspección saludable, confesión de pecado y el arreglo de diferencias con otros.

Estas acciones removerán las barreras que afectan nuestra relación con Cristo y con otros creyentes.

Si hay algo que debe primar en la Iglesia es el amor y la unidad, eso es discernir el cuerpo de Cristo.

En otras palabras no podéis acercaros a la comunión con Dios ni a la esperanza de un reinado divino celestial, si no lo hacéis unidos y en amor, como un solo cuerpo.


La Didaché. La Santa cena

DESDE LOS CORINTIOS HASTA NUESTROS DÍAS

Junto con la referencia que se hace en Hechos 2:43 al partimiento del pan, la primera epístola a los Corintios es la referencia más antigua de la celebración de la Santa Cena en el Nuevo Testamento.

Después, en orden cronológico vendrían las siguientes etapas: los Evangelios, la Didaché, los Padres de la Iglesia, la Escolástica, la Reforma, la Contrarreforma y nuestros días.

Muy brevemente vamos a ver como se consideraba la Santa cena en cada una de estas etapas comenzando con la referencia que se hace a la eucaristía en la didaché:

La didaché

La Didaché o Enseñanzas de los Doce Apóstoles se escribió entre el año 65 y 80 de la era cristiana e impreso en 1883, diez años después de haber sido encontrado en Macedonia, cerca de Constantinopla.

Considerado como el documento cristiano más antiguo.

Ofrece los puntos de vista de los comienzos de la Iglesia y fué altamente apreciado por los Primeros Padres.

Son de una gran enseñanza para todos nosotros y a través de ellos pareciera que estamos escuchando a los Apóstoles hablándonos y enseñándonos.

En cuanto a la Santa Cena dice lo siguiente:

“En lo concerniente a la eucaristía, dad gracias de esta manera.
Al tomar la copa, decid: Te damos gracias, oh Padre nuestro,
por la santa viña de David, tu siervo,
que nos ha dado a conocer por Jesús, tu servidor.
A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.
Y después del partimiento del pan, decid:
¡Padre nuestro! Te damos gracias por la vida
y por el conocimiento
que nos has revelado por tu siervo, Jesús.
¡A Ti sea la gloria por los siglos de los siglos!
De la misma manera que este pan que partimos,
estaba esparcido por las altas colinas,
y ha sido juntado, te suplicamos,
que de todas las extremidades de la tierra,
reúnas a tu Iglesia en tu reino,
porque te pertenece la gloria y el poder (que ejerces) por Jesucristo,
en los siglos de los siglos.
Que nadie coma ni beba de esta eucaristía,
sin haber sido antes bautizado en el nombre del Señor;
puesto que el mismo dice sobre el particular:
No deis lo santo a los perros.
Cuando estéis saciados (de la ágapa),
dad gracias de la manera siguiente:
¡Padre santo! Te damos gracias por Tu santo nombre
que nos has hecho habitar en nuestros corazones,
y por el conocimiento, la fe y la inmortalidad
que nos has revelado por Jesucristo, tu servidor.
A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.
¡Dueño Todopoderoso! que a causa de Tu nombre
has creado todo cuanto existe,
y que dejas gozar a los hombres del alimento y la bebida,
para que te den gracias por ello.
A nosotros, por medio de tu servidor,
nos has hecho la gracia de un alimento
y de una bebida espiritual y de la vida eterna.
Ante todo, te damos gracias por tu poder.
A Ti sea la gloria por los siglos de los siglos.
¡Señor! Acuérdate de tu Iglesia, para librarla de todo mal
y para completarla en tu amor.
¡Reúnela de los cuatro vientos del cielo,
porque ha sido santificada para el reino que le has preparado;
porque a Ti solo pertenece el poder y la gloria
por los siglos de los siglos!
¡Ya que este mundo pasa, te pedimos
que tu gracia venga sobre nosotros!
¡Hosanna al hijo de David!
El que sea santificado, que se acerque,
si no que haga penitencia. Maranatha ¡Amén!
Permitid que los profetas den las gracias libremente.”


LOS PADRES DE LA IGLESIA

Ignacio de Antioquía, Justino Mártir, Cirilo de Jerusalén, Gregorio de Nisa, Ambrosio de Milán, Juan Crisóstomo, Agustín de Hipona, Macarius Obispo de Magnesia, Cirilo de Alejandría, Ireneo de Lyon y Juan Damasceno.

En un periodo comprendido entre el 106 y el 428, todos ellos hablan de la importancia de la Santa Cena y en sus exposiciones se ve una deterioro de la institución y de su pureza lo que nos lleva a la siguiente etapa que es la escolástica, donde toda esta perversión iniciada en el periodo de Constantino en el siglo IV y la paganización de la Iglesia, acaban en la polémica entre la consubstanciación y la transubstantación.

No es que anteriormente no se barajasen estas teorías, pero no habían sido formuladas como tales.


LA ESCOLÁSTICA

Durante el Medievo se llegaron a extremismos en los que se decía que el cuerpo de Cristo que se repartía en la Santa Cena era el mismo cuerpo de Cristo que fue crucificado.

Se llegó a decir que la misa o eucaristía era un caso de canibalismo o antropofagia que quería y agradaba a Dios.

En el Siglo XI surge uno de los primeros defensores de la consubstantación.

La consubstantación es una doctrina teológica que sostiene que en la eucaristía coexisten las sustancias del cuerpo y la sangre de Cristo con las del pan y el vino.

Es decir esta doctrina considera que en la eucaristía se encuentra de forma real Cristo en su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad, pero existiendo a la vez el vino y el pan, por lo tanto el acto eucarístico no se trataría de una sustitución sino de una coexistencia.

No fue hasta el Siglo XIII que se realizó una reflexión más teológica y depurada de la mano de Tomás de Aquino principalmente, y se formuló junto con su interpretación particular del desarrollo histórico de la eucaristía, la teología de la Transubstantación.

La Transubstantación fue corroborada en el IV concilio de Letrán, en la que Aquino intentaba resolver el problema de que el pan se convirtiese en el cuerpo de Cristo y el vino en su sangre como sostenía la Iglesia Católica de Roma que pasaba.

Posteriormente en el Siglo XIV, en cuanto a la Santa Cena hay una figura que merece la pena destacar.

Este hombre es Wycliff.

Doctor en Teología Inglés, considerado junto con Juan Hus como uno de los precursores de la reforma.

Atacó vehementemente muchas de las doctrinas de la Iglesia pero en cuanto a la Santa Cena, no compartía la teología de la transubstantación.

Su línea de pensamiento tenía muchas similitudes con la consubstantación.

Posteriormente y como el mismo Lutero reconoce, influenciaría ampliamente en el reformador alemán.

Como dato curioso Wycliff fue condenado en el Concilio de Constanza como hereje, en 1415.

En 1428 su cadáver fue exhumado y quemados sus huesos como castigo.


Lutero. La Santa cena

LA REFORMA

Entre la multitud de cosas que los reformadores denunciaron en lo que se refiere a la práctica de la Iglesia, se encuentra la celebración de la Santa Cena.

Lutero, Melachton, y Zwinglio rechazaron unánimemente el carácter sacrificial de la Eucaristía.

Por lo mismo, no aceptaron el papel del sacerdote en la consagración de la hostia, sino que consideraron que leer las partes de la Escritura correspondientes a la Cena del Señor y partir y distribuir el pan y repartir el vino podían ser funciones asignadas a cualquier cristiano asistente a la Cena.

Ellos expusieron lo siguiente:

Lutero 

Afirma que, dado que el hombre sólo es justificado por Dios a través de la fe y no de las obras, la misa es una obra humana más sin mayor eficacia que el de aumentar la fe.

El sacrificio de Cristo es uno solo y la misa es un don recibido, no una ofrenda sacrificial que podamos dar a Dios.

Por ello, abolió el canon romano y las misas privadas, dejando solo el recuerdo de la Cena.

Lutero defendía la teoría de la consubstantación.

Zuinglio

Partiendo también del hecho de que el sacrificio de Cristo es único, afirma que la misa es sólo un recuerdo del sacrificio, una garantía de la redención que nos obtuvo el Señor. 

Zuinglio negaba la presencia real, pues consideraba que Cristo está presente en la celebración de la Cena solo espiritualmente para estimular la fe, de lo cual el pan y el vino son un símbolo.

Calvino 

Afirma no sólo la unicidad del sacrificio, sino también la imposibilidad de que el sacerdote fuera el sucesor o vicario de Cristo.

Afirmó sólo el sentido de la Cena como recuerdo dejado por Cristo a sus discípulos.


LA CONTRARREFORMA

El Concilio de Trento subrayó la teología de la cruz propia de la carta a los Hebreos.

Concluyó que la  misa es un sacrificio visible, como conviene a la naturaleza humana y de la Iglesia, que representa y recuerda el único sacrificio de la cruz y aplica su fuerza de salvación y redención sobre los pecados de cada día.

Sin embargo, hay una distinción de modo dado que el sacrificio de la Cruz fue cruento y el de la Eucaristía es incruento.


Bautismo. La Santa Cena

NUESTROS DÍAS

A la luz de todo lo expuesto y con un desarrollo doctrinal e histórico en cuanto a la doctrina de la eucaristía, nosotros creemos lo siguiente:

La Regeneración

Ninguna persona inconversa puede con propiedad y derecho, comer y beber en el acto que conmemora la muerte de Cristo.

Han de ser personas muertas al pecado y vivientes para Dios, nacidas de nuevo mediante la operación del Espíritu.

El Bautismo

Sepultados con Cristo en el bautismo, hecha su profesión de fe en aquel.

Ninguna persona, por buena y manifiestamente regenerada que sea, está en condición, según el orden divino, de tomar la cena si no está bautizada o tiene la intención de serlo.

El bautismo es una señal pública de que se está bajo la cobertura de la iglesia y una señal de pertenencia.

La buena conducta es también necesaria 

La vida cristiana íntegra y consecuente, y el proceder piadoso entre los santos, y a la vista del mundo.

Aunque sea la persona realmente regenerada, y bautizada como es debido, si a pesar de todo esto fuere su conducta desordenada, violare sus compromisos que ha pactado, viviere en el pecado, y ocasionare el reproche para la profesión cristiana, pierde el derecho de sentarse a la mesa del Señor.

Hemos de acercarnos a la mesa del Señor con vidas limpias y con móviles idóneos.

En cuanto a la forma

No creemos que haya una forma estricta para práctica de la Santa Cena.

Al principio, en el texto que hemos leído se hacía después de la cena, he conocido iglesias aquí en España que la hacen con pizza y Coca Cola, hay iglesias que la hacen con pan sin levadura, con zumo, con vino, con Tang…

En la iglesia en Córdoba donde estaba asignado se hace una cena, un ágape una vez al mes y después se toma la Santa Cena…

Es decir, que en cuanto a la forma, Cristo mismo rompió el formalismo de la pascua, eso sí, seamos reverentes y equilibrados.

En cuanto a la periodicidad

No hay nada estipulado en las escrituras en este tema.

Hay Iglesias en las que se hace cada domingo, en otras una vez al mes, en otras una vez al año, en fin en este sentido hay libertad.

La pascua se celebraba una vez al año.

Quien debe oficiar la Santa Cena o presidirla

En la pascua, la presidia una figura de autoridad en la familia.

Si extrapolamos eso a la familia de Cristo, debe presidirla el pastor aunque eso no quita que pueda ser ayudado por ancianos y diáconos.

Pero sobre todas las cosas, que sea siempre una celebración amor, de unidad y de recordatorio de la muerte de Cristo y de su segunda venida.

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