El silencio del cordero

14
Mar
El silencio del Cordero

Que incómodo es el silencio. Llevo algún tiempo observando el silencio y un fenómeno que las universidades americanas debían de estudiar; yo lo he llamado el síndrome del ascensor.

Sucede cuando subes con algún vecino en el ascensor hasta tu casa y como el espacio en el cubículo es pequeño y en él es muy difícil esquivar las miradas, te sientes en la obligación de sacar un tema de conversación porque el silencio es muy tenso…

Los temas más normales que he comprobado nos sacan del apuro son el tiempo y alguna vecina del edifico que a todo el mundo le cae mal, con esos dos temas tienes conversación asegurada y rebajas la incomodidad del trayecto hasta tu piso.

El silencio es muy incómodo, sobre todo con gente a la que no conoces mucho. De hecho más de una vez he escuchado que uno sólo está a gusto en silencio con quien tiene verdadera confianza.

El silencio puede significar muchas cosas: amor, devoción, rechazo, aprobación (el que calla otorga) y si lo acompañamos de la mirada, aún muchas cosas más.

Cuando el pastor me pidió que hiciera un estudio sobre la pasión, comencé a leer los textos que la relatan empezando en el huerto de Getsemaní y cada vez que los leía, encontraba algo que me cautivaba.

En Realidad todo el relato es digno de un estudio profundo que nos llevaría mucho tiempo y además abarca la esencia del evangelio que es la consumación de la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo.

Por ejemplo: Una de las veces me di cuenta de que la última esponja de vinagre que le acercaron a Jesús fue extendida hacia él clavada en un hisopo.

Ésta era una hierba poco útil para eso por ser endeble, y pensando en por qué sería con un hisopo y no con un palo, o una lanza, o una caña que se la acercaron, me di cuenta de que fue con un hisopo que el Señor mandó untar los dinteles de las puertas con la sangre del cordero a los Israelitas en Egipto

Esto me llevó a meditar durante dos o tres días en la relación del sacrificio de Cristo con la Pascua.

Otra vez, descubrí que la caída del hombre fue en un huerto, el del Edén y su salvación, se consumó en un huerto, el de Getsemaní y así os podría hablar de un montón de cosas que he ido descubriendo con cada lectura; de los discípulos, de los gobernantes, de los ladrones, de los soldados, de la cruz, del cartel y de Jesús mismo, pero si hubo una cosa en la que no me había fijado antes y que cautivó mi corazón, esta fue el silencio.

Se puede dividir el relato de la pasión en cuatro partes: el huerto de Getsemaní; los juicios: ante el concilio y ante las autoridades romanas; el camino al Gólgota y la crucifixión.

En todas estas partes, en algún momento Cristo guarda silencio y siempre el silencio del Cordero es digno de resaltar, por lo inusual de la reacción del Maestro, porque siempre provocó una reacción y porque nosotros como seguidores de Cristo, debemos aprender a guardar silencio cuando la situación lo requiera.

Así que en este mensaje de hoy veremos brevemente las partes antes mencionadas y nuestro hilo conductor será el silencio; por eso y parafraseando el título de la famosa película, he llamado a esta predicación: “EL SILENCIO DEL CORDERO”.

Vamos a abrir nuestras Biblias en Isaías 53:7 y aunque este será nuestro texto base, posteriormente utilizaremos varios versículos que no hará falta que busquéis a no ser que os apetezca o queráis comprobar que lo que digo y leo es cierto.

Dice así en la descripción del siervo sufriente de Isaías, que hace clara referencia a Cristo:

«Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.»

Isaías 53:7

La imagen de un Cordero siendo llevado a sacrificar es perfecta.

Por todos es sabido que a diferencia de otros animales, como el cerdo por ejemplo, los corderos no hacen ruido cuando son sacrificados, guardan silencio, callan; esta es la característica que resalta en ellos cuando los matan y en este texto se compara a Cristo con un Cordero porque ante la burla, la injusticia y la muerte, guardó silencio.

Lo que haremos en cada una de las partes de la pasión será identificar a los trasquiladores, como estaban trasquilando a la oveja y la reacción del Cordero.


Huerto de Getsemaní

EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ

  • TRASQUILADORES: Sus discípulos
  • FORMA EN QUE TRASQUILABAN: Apatía espiritual
  • RESPUESTA DEL CORDERO: Silencio ante la apatía espiritual

«Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.»

Mateo 26:43  

«Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.»

Mateo 26:44

En los Evangelios se nos relata como la noche en que fue entregado, Cristo subió al monte de los Olivos y fue al huerto de Getsemaní a orar.

Este emplazamiento tenía diferentes huertos o más bien casas de recreo que pertenecían a la gente pudiente de Jerusalén y era práctica común de Jesús, apartarse en ellos para meditar, estar solo u orar.

Probablemente algún amigo pudiente de la ciudad le permitía la entrada a Jesús a aquél huerto.

Los discípulos conocían perfectamente este lugar, pues no era la primera vez que Jesús iba allí con ellos, lo que nos dice que Jesús no estaba huyendo ni escondiéndose, simplemente quería pasar un tiempo de intimidad con el Padre y con ellos porque estaba angustiado y afligido.

Esto me tocó profundamente. Cristo quería estar con sus amigos, con aquellos a los que amaba y quería pasar su tristeza con ellos pero ellos, lo que estaban haciendo era dormir.

Hace unos días vimos cuál era el estado de los discípulos.

Mencionamos como los hijos de Zebedeo se habían peleado por saber cuál ocuparía un lugar preeminente, en la cena se había descubierto quién le iba a entregar y poco después, Jesús mismo había tenido una conversación con Pedro en la que le dijo que le iba a negar.

Aquellos discípulos que habían caminado durante tres años con él, no se habían enterado de nada y no comprendían ni su angustia, ni lo que estaba pasando. Estaban apáticos e insensibles espiritualmente, ese era su estado y eso era lo que significaba que estuvieran durmiendo.

Vimos el jueves como la palabra para sueño tanto en el hebreo como en el griego tiene la connotación de insensibilidad espiritual y hablamos de Jonás, cuando dormía en el barco insensible a todo lo que acontecía espiritualmente.

La primera vez que vuelve de donde estaba orando, Jesús les despierta y les reprende pero la segunda, les mira y simplemente se va. Silencio, Jesús se va en silencio.

¿Alguna vez has intentado hablar con alguien de algo importante cuando esta persona está entretenida con otra cosa o no te presta atención?

El miércoles pasado fue la final de la copa del rey entre el Madrid y el Barcelona. A mí no me gusta el futbol ni me interesa, la verdad, pero a Mikel, mi compañero en el seminario que se está quedando en mi casa, después del Señor yo creo que es lo que más le apasiona.

Bueno pues mientras él estaba viendo el partido, se podía haber caído la casa a su alrededor que no se enteraba de nada.

Recuerdo perfectamente como le hice dos preguntas y ni se enteró. El estado de Mikel, era de completa insensibilidad ante todo lo que sucedía a su alrededor porque estaba viendo el partido y no tenía atención para nada más.

Estaba como los discípulos insensible y apático.

Un consejo, si alguna vez tenéis que decirle algo importante a alguien que le guste el futbol, no lo hagáis durante un partido.

Los discípulos eran insensibles al sufrimiento de Cristo porque estaban concentrados en otras muchas cosas que nada tenían que ver con lo espiritual.

Esto me dio mucho que pensar. ¿Cuántas veces el Señor no habrá querido tener comunión conmigo, hablarme cosas, revelarme sus planes y yo habré estado dormido o insensible?

Cuando estás dormido, el Señor te despierta una vez pero a la segunda guarda silencio.

Es tiempo de conectarse con el crucificado, de despertar a las cosas espirituales y de pasar tiempo con el Maestro, en el secreto, en intimidad porque en esa intimidad es que el te va a revelar sus planes, te va mostrar sus secretos, te va a convertir en su amigo.

Iglesia, necesitamos orar para conocer el corazón y el plan de Dios, es hora de despertarse porque mientras estás dormido, Dios sigue actuando, sigue llevando a cabo su obra pero tú te la estás perdiendo y el espera en silencio a que despiertes para hablar contigo.


Juicio a Jesús

EN LOS JUICIOS

  • TRASQUILADORES: Anás, Caifás, El Concilio, Pilato y Herodes
  • FORMA EN QUE TRASQUILABAN: Falsas acusaciones
  • RESPUESTA DEL CORDERO: Silencio ante las falsas acusaciones

Ante Anás, Caifás y el concilio

«Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?»

Mateo 26:62

«Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.»

Mateo 26:63

Ante Pilato

«Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió.»

Mateo 27:12

«Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?»

Mateo 27:13

«Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.»

Mateo 27:14

«Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta.»

Juan 19:9

Ante Herodes

«Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió.»

Lucas 23:9

Cuando estudiaba sobre el juicio contra Jesús, hablaba con una amiga  mía que es abogado y llamaba mi atención sobre la naturaleza injusta del proceso.

No había testigos, ni jurado, ni Jesús tenía defensa profesional si quiera.

Después de ser apresado en Getsemaní y de que lo castigaron y golpearon un poco, Jesús fue llevado ante Anás.

Anás era el suegro del Sumo Sacerdote Caifás. La familia de Anás y de Caifás era una familia muy rica que había hecho su fortuna con los animales y los negocios que se hacían en el recinto sagrado.

En tiempos de Anás como Sumo Sacerdote, fue que Jesús entró en el Templo y derribó las mesas de los cambistas y de aquellos que hacían un negocio ruin traficando y sacando provecho de lo que debía ser limpio y consagrado a Jehová.

Desde entonces es de suponer que Anás se la tenía jurada a Jesús y puede que ese fuera el motivo por el cual se lo llevaron a él primero, pero desde luego no tenían por qué, es decir, no había motivo pues él no era el Sumo Sacerdote; primera injusticia.

Después de interrogarlo y de no conseguir gran cosa, lo llevan ante Caifás y el concilio.

La Ley judía establecía que para encausar a alguien tenía que haber al menos dos testigos y se les hizo imposible encontrar a dos que coincidieran en sus declaraciones, pero aún así, siguieron intentándolo hasta que testificaron diciendo que Jesús había dicho que en tres días derribaría y reconstruiría el Templo, aunque tampoco coincidían las versiones.

Cuando escucharon este testimonio, Caifás rasgo sus vestidos y dijo que no hacía falta oír a nadie más, lo que a todas luces era ilegal e injusto; segunda injusticia.

Así que Jesús fue acusado injustamente de autoproclamarse Rey de los Judíos y de proclamarse Hijo de Dios pero aún pudiendo y teniendo toda la autoridad para hacerlo, Jesús no se defendió con vehemencia, sino que guardó silencio.

En tiempos del imperio Romano se había dado cierta libertad a los pueblos conquistados para juzgar en diversos asuntos como los religiosos, pero no podían condenar a muerte, eso era sólo competencia del gobierno romano.

Ese fue el motivo por el que lo llevaron ante Pilato. A Pilato la situación le sobrepasó desde el principio.

De mala gana y presionado, escuchó a los judíos pero no quería tener nada que ver con aquello así que cuando se enteró de que Jesús era Galileo, región que era jurisdicción de Herodes, se lo envió a él para escurrir el bulto.

Herodes se alegró de que le llevaran a Jesús porque había oído hablar mucho de él y quería conocerlo y ver si hacía algún milagro delante de él, pero su interés era morboso así que ¿Qué hizo Jesús delante de Herodes? Guardó silencio cuando dado su interés, bien podría haberse librado haciendo alguna señal, ¿Qué hizo delante de Pilato? Guardó silencio y ¿Qué hizo delante del Sumo Sacerdote y el concilio? Lo mismo.

El silencio de Cristo ante las autoridades y los gobernadores es un silencio que demuestra confianza.

Cristo conocía lo que había de suceder, ya había quebrantado y sometido su voluntad a la del Padre en el huerto de Getsemaní, sabía que el plan se iba a cumplir y que todo aquello que estaba sucediendo, estaba bajo el control de la poderosa mano de Dios.

Esa clase de confianza es la que nos llena de paz en medio de la tormenta. Otro cualquiera, que no tuviera la certeza de que Dios estaba en control, habría pataleado, habría apelado a todo lo posible y habría gritado declarando la injusticia del juicio pero él no lo hizo.

Jesucristo demostró esa confianza en los planes del Padre durante toda su vida y ministerio.

Se podrían poner muchos ejemplos de esto pero quiero recordaros el momento en que él y sus discípulos estaban en la barca y se desató una tormenta terrible.

La tempestad era tan fuerte, que los discípulos, hombres de mar, pescadores que debían estar acostumbrados a ese tipo de adversidades meteorológicas, estaban asustadísimos y pensaban que la embarcación se hundía.

Llama la atención que Cristo, mientras todo esto estaba sucediendo, estaba durmiendo y el por qué era evidente. Su sueño en esta ocasión no tenía nada que ver con el sueño de Jonás ni con la apatía espiritual, era, precisamente todo lo contrario.

La imagen del descanso de Jesús en medio de la tormenta, es la imagen del Hijo confiando en el Padre al igual que el silencio ante la injusticia.

Recuerdo cuando operaron a mi madre de la vesícula. Hacía relativamente poco que me habían operado a mí del estómago y ya sabéis que mi operación se complicó bastante.

Bueno pues el cirujano que la operaba era el mismo, en el mismo hospital y con la misma gente. Recuerdo perfectamente como estábamos mi hermano y yo en la sala de espera y mi pobre hermanito estaba atacado.

Se ponía de pie, paseaba, se iba, volvía, sacaba una Coca-Cola de la máquina, jugaba con el móvil, en fin que era un manojo de nervios.

Ya desesperado me dice: «¿tío no entiendo como puedes estar tan tranquilo, que están operando a mamá, y si se muere?»

Recuerdo perfectamente que le dije, mira el Señor tiene el absoluto control, el está cuidando de ella, como cuidó de mi y como cuida de ti cada día y lo que pase, será su perfecta voluntad.

Después de pensar en ello se calmó y en seguida salió el cirujano para decirnos que todo había ido bien.

Esa paz que sobre pasa todo entendimiento, la paz de saber que nada se escapa de su plan ni de sus manos y de que ese mismo Dios era el que iba a hacer justicia, era la fuente del segundo silencio de Cristo, un silencio de confianza.

Que podamos guardar silencio ante las dificultades que tengamos que enfrentar, ante las injusticias, ante el dolor, sabiendo que el Dios todo poderoso tiene perfecto control.


Sentencia de muerte de Jesús

EN LA SENTENCIA A MUERTE, EL CAMINO Y LA CRUCIFIXIÓN

  • TRASQUILADORES: Soldados, Gobernadores, Judíos, otros crucificados, los que pasaban por allí
  • FORMA EN QUE TRASQUILABAN: Burla
  • RESPUESTA DEL CORDERO: Silencio ante la burla

Los soldados

«Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía;»

Mateo 27: 27

«y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata,»

Mateo 27:28

«y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo ¡Salve, Rey de los judíos!»

Mateo 27:29

«Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza.»

Mateo 27:30

«Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.»

Mateo 27:31

Los sacerdotes y los ancianos

«y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.»

Mateo 27:40

«De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían:»

Mateo 27:41

«A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.»

Mateo 27:42

«Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.»

Mateo 27:43

Los ladrones

«Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él.»

Mateo 27:44

Los que pasaban por allí

«Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza…»

Mateo 27:39

Después de ese juicio injusto y bochornoso, Cristo fue sentenciado a muerte, pero no a una muerte cualquiera, sino a la muerte de Cruz.

La crucifixión estaba reservada para los esclavos ladrones y gente de las más bajas clases sociales, gente de la peor calaña pero por su crueldad, nunca para los ciudadanos romanos.

Los romanos habían heredado esta práctica de los cartagineses y los cartagineses a su vez de los persas.

Consistía en clavar pies y manos a dos maderos en forma de cruz. Era una muerte lenta y cruel en la que o bien por asfixia, o por hambre y sed o por insolación, el ajusticiado moría después de unos días.

Al estar en la posición requerida por los clavos, la musculatura de los hombros y del pecho se terminaba agotando por lo que se hacía casi imposible la respiración y el crucificado se tenía que apoyar en sus piernas para poder respirar.

Por eso, cuando se quería acelerar el proceso, se les partían las piernas y el ajusticiado moría de asfixia.

Normalmente los romanos no quitaban los cuerpos de la cruz y daban cuenta de los cadáveres los animales carroñeros.

A Jesús, después de haberle azotado en varias ocasiones, de haberle golpeado y de haberle puesto una corona de espinas le hicieron llevar su cruz, o mejor dicho, el madero horizontal de los que la componían, hasta el lugar donde fue clavado junto con otros dos ladrones.

En todo este proceso, no faltó gente que se burló de él, que le golpeó y que le escarneció y ¿cuál fue su respuesta? Silencio ante los insultos y burlas. ¿Qué clase de silencio era este? Silencio de misericordia.

Yo sólo recuerdo haberme peleado una vez en el colegio, estando yo en tercero de E.G.B. Un día corriendo por el pasillo hacía el patio del recreo, sin querer, empujé a un chaval que se llamaba Rodrigo y le hice tambalearse hasta que casi se cae.

Yo siempre he sido gordito, así que el empujón debió molestarle mucho e incluso seguro que le hizo algo de daño.

El muchacho aturdido, se me quedó mirando y con bastante odio me dijo: ¡Gordo! Pues para que queremos más. A mí, que era bastante pacífico, ese día se me cruzaron los cables y le solté un guantazo que le rompí dos dientes y le tiré al suelo de manera que no se pudo levantar.

Luego me castigaron, me reprendieron y evidentemente no estoy orgulloso de eso, pero dónde voy es que la reacción cuando le insultan a uno normalmente no suele ser buena y menos si te dejas llevar.

En todo momento, Cristo demostró una misericordia incomprensible.

Tuvo misericordia de sus discípulos, tuvo misericordia del soldado al que Pedro le cortó la oreja, tuvo misericordia de los guardias, de los judíos, de los gobernadores y hasta del ladrón de la cruz, misericordia porque ninguno de ellos sabía lo que estaba haciendo, porque no sabían con quien se metían. Si lo hubieran sabido, no lo habrían hecho.

Para todos ellos, Jesús era un simple galileo que se había metido en un lío pero el Señor tuvo misericordia de ellos.

Ya en la cruz, clamó diciendo ¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen! así que su silencio ante la burla fue un silencio de misericordia.

Y ahora te pregunto ¿Cómo te comportas ante la burla de los demás? ¿Estás reflejando el carácter de Cristo con un silencio de misericordia o estás reaccionando efusivamente dando rienda suelta a tus ímpetus?

Silencio de misericordia es lo que demanda Cristo de nosotros, volver la otra mejilla, buscar la paz.

Así pues, hasta aquí hasta aquí hemos visto tres tipos de silencio que manifestó Cristo como Cordero que había enmudecido: silencio ante el enfriamiento espiritual o silencio de compasión; silencio de confianza en que Dios tenía el control de todo ante las falsas acusaciones y silencio de misericordia ante la burla de los trasquiladores.

Pero todavía hay un silencio más en toda la escena de la pasión que se sobreentiende y que es un silencio de amor; este es el silencio del Padre.


Silencio de amor

SILENCIO DE AMOR

El silencio del padre

Hay un versículo en el libro de Sofonías que para mi describe el silencio del Padre perfectamente. Este es Sofonías 3:17:

«Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.»

Sofonías 3:17
  • ¿Qué respondió el Padre a la oración del Hijo en Getsemaní? Silencio.
  • ¿Qué dijo el Padre ante la apatía espiritual de los discípulos? Silencio.
  • ¿Ante el juicio injusto y las falsas acusaciones? Silencio.
  • ¿Ante la burla? Silencio.
  • ¿Ante el sufrimiento del Hijo? Silencio.
  • ¿Ante el clamor de su Hijo cuando decía: «¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!»? Silencio.

No respondió nada, silencio, silencio de amor, silencio de amor por su Hijo, por el Hijo que no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrase y se complació en satisfacer la justicia del Padre en el mayor acto de amor jamás sucedido y silencio de amor por ti y por mi; porque sabía que todo aquello era necesario para nuestra Salvación.

Tuve un profesor que me dio una definición de amor un poco sui-generi, pero bonita por lo menos.

Me dijo que para el, el amor es lo que sentía por su mujer, que era capaz de mirarla y observarla durante todo el día, ver como hacía las cosas de casa sin decir ni hacer nada.

Hombre, bien pensado, este hombre era un poco caradura porque no ayudaba a su mujer pero nos quedaremos con el aspecto positivo y romántico de la definición.

¿Cuántos estáis enamorados? ¿Cuántos tenéis Hijos? Tengo otro amigo que me contaba cómo cuando tuvo a su niño, las dos primeras noches se las tiró mirándolo como dormía sin pegar ojo, en silencio; silencio de amor.

¡El Padre guardó silencio ante la agonía del Hijo por amor!

Y estoy seguro de que si tú imitas al Hijo en su silencio compasivo, en su silencio de confianza y su silencio de misericordia, el Padre y el Hijo te van a observar desde los cielos en silencio; silencio de amor


CONCLUSIÓN

Así pues hemos visto brevemente cada una de las divisiones de la pasión de Cristo y como en todas ellas enmudeció como oveja que fue llevada al matadero por sus trasquiladores.

Hemos visto que los trasquiladores fueron los discípulos, los judíos del concilio, Pilato, Herodes y toda la gente que se burló del cordero pero ¿cuál fue su reacción? Tres tipos de silencio:

Silencio de compasión por la incapacidad para comprender las cosas espirituales, Dios está esperando para tener intimidad contigo.

Silencio de confianza en que el Padre tiene el control de todo.

Silencio de misericordia, para aquellos que en ignorancia se burlan de su persona con su pecado.

¿Cuántas veces el Padre y el Hijo tienen que seguir guardando silencio ante nosotros?

¿Cuántas veces no somos insensibles espiritualmente?

¿Cuántas veces no tenemos la confianza suficiente como para guardar silencio ante las adversidades confiando en la perfecta voluntad del Padre?

¿Cuantas veces Cristo no tendrá que guardar silencio ante nuestras acciones, nuestros pecados que son burlas escarnecedoras de su sacrificio Santo?

Cuando meditaba en esto no podía hacer otra cosa que guardar silencio ante el silencio divino de amor que se revela cada día sobre mi vida, silencio que no merezco y del que no soy digno, silencio que se renueva cada mañana.

Dios está mirándote en silencio; silencio de misericordia y de compasión, callando de amor.

Por otro lado si como buenos imitadores de Cristo, si reflejamos su carácter, sabremos cuando tenemos que hablar alto y claro y sabremos cuando callar con silencio compasivo, de confianza o de misericordia e invariablemente eso producirá un silencio de amor divino que chirriará en nuestros oídos y en los de todos los que nos rodean.

Seamos dignos imitadores y dignos receptores del Padre y del SILENCIO DEL CORDERO.

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