Momento Job

15
Mar
Momento Job

Para mí el libro de Job es una de los libros más increíbles de la Biblia.

En él se nos cuenta la historia de un hombre que vivió en la era patriarcal, que era piadoso o más bien religioso, que tenía muchas posesiones, tres hijas y siete hijos y que lo perdió todo en un día

Está compuesto de varios discursos, tanto de Job como de los amigos que vinieron a consolarle cuando se enteraron de todo lo que le había pasado, como de Dios mismo.

El libro trata de la soberanía de Dios, del sufrimiento, de la prueba, del propósito de la prueba, del resultado de la misma y de la reacción de Job ante ese momento de dificultad y de eso os quiero hablar en esta mañana centrándonos en el primer capítulo de Job, sobre la prueba y cuál debe ser nuestra actitud ante ella, en esas dos partes he dividido esta reflexión.

Job, como he dicho antes, lo perdió todo pero es que ese trato con Dios tenía un fin, era que él le conociese íntimamente, que conociera su grandeza, que dejase de ser un religioso y que dejase de poner su confianza y su alegría en las cosas que tenía.


LA PRUEBA

La prueba es permitida y planeada por Dios

«Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.»

Job 1: 6

«Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.»

Job 1:7

«Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?»

 Job 1:8

«Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?»

 Job 1:9

«¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.»

 Job 1:10

«Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.»

Job 1:11

«Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.»

Job 1:12

A partir del versículo 6 vemos como Satanás cuando se presenta entre los hijos de Dios, los que la mayoría de los comentaristas piensan que son sus ángeles, tiene que ser autorizado para probar a Job.

No sólo es autorizado sino que incluso recibe los límites de su actuación, Dios le ordena que no lo mate, así que limita su acción y la controla.

Yo lo veo así: el Señor en su sabiduría sabe que tienes que pasar por la prueba así que dispone las circunstancias para que ésta se dé; establece los límites, la observa y la controla en todo momento.

Prueba del talón bebes

El lunes pasado estuve con mi primo Jonán. Él y su mujer, María, acaban de tener un bebé, una niña preciosa que se llama Luz.

Estuvimos tomando algo cerca del retiro y me contaron como vivieron todo el parto y el tiempo que estuvieron en el hospital.

En el acontecimiento que más insistieron fue en una prueba que le hicieron a la niña a las cuarenta y ocho horas de nacer que les traumatizó.

A los dos días les hacen una prueba a los recién nacidos pinchándoles en el talón para ver si tienen hipotiroidismo congénito, hiperplasia suprarrenal o hiperfenilalaninemia enfermedades que se pueden corregir en ese momento pero que si se dejan, pueden producir daños cerebrales irreversibles.

Me hablaban de su impotencia y de que la niña lloró como una loca.

Cuando pensaba en la prueba permitida por Dios recordaba esto porque en realidad es muy parecido.

Los padres, en este caso Jonán y María, serían Dios, el médico que pincha Satanás y la niña indefensa, nosotros.

Dios sabe que necesitamos pasar por la prueba y aunque sufrimos sabe que es para nuestro bien así que observa, teniendo el control en todo momento, Porque Jonán y María podían haber interrumpido al médico en cualquier punto y habían establecido los límites de antemano como padres que son, para que el médico tratara a la criatura.

¿Qué pasa si el médico quiere pincharle la nariz? Que evidentemente los padres no le dejan porque no tiene ningún sentido ni aporta ningún beneficio, o si el doctor decide retorcerle un dedo a Luz, pues que tendrá que justificar esa acción y muy probablemente como es una locura se las tendrá que ver con el padre de la niña, aunque no le arriendo las ganancias porque Jonán está fornido.

El Señor observa como afrontamos y pasamos la prueba y en su misericordia no interviene para evitarnos el dolor aunque ganas no le falten, como a Jonán y a María, de evitarle sufrimiento a sus hijos porque sabe que a la larga todo va a ayudar a bien; ahora bien, el dolor que le permite a Satanás que nos infrinja siempre está dentro de unos límites y tiene propósito, pues por ejemplo Dios no le permitió a Satanás tocar la vida de Job.

Examen de fe

La prueba es un examen de fé

En Lucas 8:22 se nos habla sobre este episodio y sobre esto os compartí hace mucho tiempo así que seguro que no lo recordáis, o quizá sí.

El mensaje se tituló Psicosoma divino y me centré en que en la situación de tribulación que tuvieron que enfrentar los discípulos mientras que Jesús, que estaba en la barca, estaba durmiendo.

Los marineros, que eran los discípulos, marineros experimentados y acostumbrados a la mar, ante la fuerza de la tormenta, se desesperaron, se asustaron y fueron a buscar a Jesús, no sé si porque les daba rabia que estuviera durmiendo o porque no había nadie más en la barca, pero desde luego no le buscaron porque creyeran que Él podía ser la solución.

Cuando Jesús se despertó y calmó los vientos y las aguas, lo primero que les preguntó a los discípulos fue ¿Dónde está vuestra fe? Los discípulos se quedaron pillados y seguro que comprendieron que esa prueba era un examen de fe que no habían aprobado.

Cuando enfrentamos pruebas, entre otras cosas menos relevantes, lo que es puesto a prueba sin lugar a dudas es nuestra Fe.

Si hemos confiado totalmente en el Señor o no; si  acudimos a Él sabiendo que es soberano y tiene el control de todo o si lo hacemos por mera costumbre y derrotados lo que nos convertiría en religiosos.

Ante la pregunta que Dios te va a hacer cuando pase la prueba ¿Cuál será tu respuesta?

Cuando Dios te pregunte: ¿Dónde está tu fe?

¿Tú repuesta será: Depositada en ti soberano Señor?.

O… ¿Te quedarás en silencio y avergonzado?

Cuando os hablé de los tres consejos, el primero era: “Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia” y quien dice prudencia, dice habilidades como marinero para enfrentar tormentas, dice economía, dice familia, ¡no te apoyes en nada que no sea Cristo! ¡Acude en fe a refugiarte en el único que puede librarte del temporal!

La prueba siempre tiene un propósito, un fin

La prueba que tuvo que enfrentar Job, la pérdida de sus posesiones, criados, pastores y ganado; la pérdida de sus hijos y la pérdida de su salud, además de todas las críticas de sus amigos, tenía un propósito claro que podemos comprobar al final del libro. En el capítulo 42 Job declara:

«De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.»

Job 42:5

«Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza.»

Job 42:6

Todo el proceso le sirvió a Job para conocer a Dios íntima y personalmente, para comprender su soberanía y para confiar plenamente en él, además de entender su propia miseria y la necesidad de arrepentirse de su simpleza e iniquidad.

Así que la prueba obró para bien.

La prueba, como decíamos al principio, siempre tiene un propósito:

  1. Para los que aman a Dios y han depositado su confianza en Él, que siempre va a ser un propósito bueno porque su voluntad para con nosotros siempre es buena.
  2. Para los que no le aman y no han confiado en Él, posiblemente la prueba sea totalmente negativa y no les lleve a ninguna parte.
Operación. Prueba de fe

Desde el principio de mi proceso de operaciones y enfermedades yo me he sentido muy identificado con Job.

Cómo la mayoría de vosotros sabéis hace cuatro años me sometí a una operación de reducción de estómago que salió terriblemente mal.

Me tuvieron que operar dos veces y estuve tan grave que llegué a estar muerto.

El proceso de recuperación fue un tiempo de prueba que todavía no ha concluido, me ha pasado de todo.

He tenido alergias, me han tenido que quitar la vesícula, he tenido que ir más de ochenta veces a urgencias con cólicos terribles sin que hayan encontrado la causa de los mismos y lo último de todo, se me ha inflamado la médula.

Hace un mes, me levanté un día sin poder caminar y después de hacerme varias pruebas me detectaron una enfermedad neurológica autoinmune que cursa con diversas inflamaciones en el cerebro y en la médula.

En todo el tiempo que estuve en el hospital, después de las operaciones, tuve en mente este versículo de Job, porque he conocido al Señor cara a cara y Dios ya no es el Dios de mis Padres, ni de mis abuelos, Jehová es mi Dios, el que me ha salvado, me ha sostenido y me ha guiado.

Si algo he aprendido con todo este proceso, como seguro que Job también los aprendió, es:

  1. A depender completamente del Señor.
  2. Dios es soberano y sabe mucho mejor que yo porque he tenido que pasar por las pruebas que he pasado.
  3. Aunque pasemos por pruebas y dificultades, a la vez, el nos sustenta.
  4. Que toda prueba tiene un propósito.

Tener estos principios en cuenta ha cambiado completamente mi actitud frente a la prueba: que la prueba es permitida y planeada por Dios, que la prueba siempre es un examen de fe y que la prueba siempre tiene un propósito.

Si el que tiene el control absoluto es el Señor, si estoy siendo probado y si la prueba tiene un propósito de bien para mi vida, cuando la enfrento no hay lugar para la queja ni para el griterío ni para el enfado; sólo hay lugar para la absoluta sumisión de la soberana voluntad de Dios.

Eso no quiere decir que no haya lugar para la manifestación de la tristeza o para la pena pero siempre dentro del reconocimiento de que Dios tiene el control.

Esto nos introduce de lleno en la segunda parte de esta reflexión: la reacción de Job ante la prueba y cuál debe ser la nuestra.


REACCIÓN DE JOB

«Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró,»

Job 1:20

«y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.»

Job 1:21

«En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.»

Job 1:22

No ocultó su dolor

En el oriente, rasgarse el manto, rasurarse la cabeza y la barba y vestirse de cilicio eran manifestaciones de dolor profundo, de indignación y de afrenta.

Por ejemplo romperse el manto significaba más exactamente que habías recibido un daño y necesitabas restitución.

Cada sociedad y cada cultura tiene una manifestación de dolor diferente pero parecida en esencia y casi todas están interconectadas.

Por ejemplo la gente de la etnia gitana en los entierros arma mucho más jaleo que la gente de los países nórdicos y en Camboya se celebra una fiesta para que el difunto pueda disfrutar de la última fiesta sobre la tierra.

Entre los cristianos el luto se manifiesta con colores sobrios, mayormente el negro pero por ejemplo para los hinduistas el color del luto es el blanco.

Dios conoce perfectamente como nos ha formado, conoce nuestras debilidades y nuestros sentimientos y nos es un Dios que quiera limitar ni nuestras manifestaciones de alegría ni por supuesto las manifestaciones de dolor.

Estás pasando por prueba, manifiesta tu dolor como sientas hacerlo, simplemente ten en cuenta las siguientes cosas:

1. Que no debes regodearte en el dolor porque corres el peligro de la auto conmiseración, de sentir pena de ti mismo y de querer llamar la atención a través del dolor. 

He conocido mucha gente así, que empiezas a hablar con ellos y en seguida los dolores salen a relucir porque es la forma que tienen de llamar la atención y de conseguir afecto.

Este es un truco muy sutil y recurrido pero tarde o temprano a este tipo de gente se la termina descubriendo y lo que provocan es que nadie quiera estar cerca de ellos.

Hace algún tiempo conocí a una chica con la que en un primer momento hubo algo de química.

Pasó el tiempo y al conocerla mejor descubrí cosas que no me gustaban y puse distancia, comencé a relajar nuestra relación.

Ella en seguida notó el cambio y cada vez que hablábamos tenía un dolor nuevo que contarme esperando que la compadeciese y así conseguir mi atención y mi pena.

Un día se le había perdido un boli, otro día había vomitado, otro día su perro estaba enfermo y así sucesivamente. ¿Qué consiguió? Todo lo contrario, que me hartara.

Que el Señor nos libre de caer en la auto compasión y de querer llamar la atención de los demás a través de nuestros dolores porque es un círculo vicioso del que es muy difícil salir.

2. Que tu dolor no es un grado. 

No eres mejor ni superior porque estés pasando la prueba.

Cuando sufres diversas circunstancias es normal que la gente que te rodea se admire de tu entereza al afrontarlas.

Una vez más me pongo como ejemplo. Innumerables veces me han dicho que soy un ejemplo, que vaya manera de afrontar la enfermedad, que menuda forma de ser fiel al Señor, en fin un montón de cosas y es posible que se te suban a la cabeza.

Hermanos si uno puede afrontar la prueba es únicamente porque el Señor le sostiene y de verdad, no tiene ningún mérito, el mérito es su gracia, su amor y no podemos hacer otra cosa que sorprendernos de que nos haya tenido por dignos de sufrir y de ser formados en el horno del dolor para adquirir la forma que Él quiere que tengamos.

O sea que manifiesta tu dolor pero no des lugar a la auto compasión y mucho menos al orgullo.

Prudencia

Ni se precipitó a hablar mal de Dios ni le atribuyó injusticia, fué prudente

Cuando en el último versículo dice que en todo esto no pecó Job ni atribuyó a Jehová despropósito alguno, quiere decir que aun habiendo pasado todo lo que había pasado, Job no dijo ni una sola palabra precipitada en contra de Dios.

Es increíble el daño que puede causar la lengua.

Hace heridas, ofende, nos puede hundir en fin muchas cosas males pero también es verdad que con ella se pueden hacer muchas cosas buenas como: predicar el evangelio, bendecir a los que te rodean etc…

Hablando de la lengua en Santiago dice:

«Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.»

Santiago 3:2

«He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.»

Santiago 3:3

«Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.»

Santiago 3:4

«Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!»

Santiago 3:5

«Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.»

Santiago 3:6

Qué difícil es, cuando nos hacen algo, controlar la lengua.

Según el texto de Santiago, Job fue perfecto porque no atribuyó a Jehová despropósito alguno sino que con su declaración, “Jehová dio y Jehová quitó. Sea el nombre de Jehová bendito” reconoció su soberanía y bendijo el nombre del altísimo.

Seguro que todos tenéis en mente alguna vez que os han hecho algo y lo primero que ha pasado es que ha salido algún improperio de vuestra boca.

Cuestiones de tráfico, peleas con familiares, con amigos, un sin fin de situaciones.

No voy a contar ninguna de ellas porque tendría que decir alguna palabrota y desde el púlpito no es de recibo, pero seguro que esta situación nos es familiar a la mayoría de nosotros.

Analízate durante unos segundos. ¿Te estás quejando de la prueba?

Pues te estás quejando contra Dios porque Él es el que la permite y controla.

¿Estás siendo ingrato? Pues estás siendo ingrato con el que te ha dado todo, hasta la fortaleza para soportar la prueba.

¿Cuál está siendo tu actitud?, ¿cómo te estás expresando frente a la prueba? ¿Estás siendo perfecto como Job? O estás encendiendo e inflamando la rueda de la creación.

Cuidemos nuestros actos y nuestras palabras sintamos lo que sintamos sabiendo que en todo momento estamos siendo observados no sólo por Dios, sino por los ángeles y por Satanás mismo.

Adoró

La palabra hebrea que se utiliza para adorar implica una actitud de humildad, de reverencia.

Habla de la imagen de alguien postrado ante una autoridad superior.

Cuando Job adoró, estaba postrado en tierra reconociendo que Jehová tenía toda la autoridad, todo el control y toda sabiduría para hacer lo que estaba haciendo.

La adoración, y Job lo hizo reconociendo todo lo que hemos dicho, es una muestra de amor sincero al Padre y de sometimiento pleno.

En el segundo libro de Samuel en el capítulo 12 podemos leer la historia de la muerte del primer hijo de David con Betsabé.

Después del grave pecado que había cometido David, de matar a Urias y adulterar con la que era su mujer Betsabé, el Señor le manda al profeta Natán para reprenderle y avisarle de que Dios ha tomado la determinación de castigarle mediante la muerte de su hijo.

David manifiesta su dolor cambiado la ropa y ayunando y el niño al final muere.

Dice la palabra que habiendo muerto el niño David se levantó, se lavó, entró a la casa de Jehová y adoró.

Este acto de adoración, al igual que el de Job, fue una acto de reconocimiento de la Justicia, autoridad, soberanía de Dios y de pleno sometimiento a su voluntad, la entendiese o no.

Ante la prueba tenemos dos opciones: o postrarnos reconociendo que Jehová es el Señor y adorar o simplemente ignorarlo.

Que nuestra primera reacción ante la prueba sea la adoración íntima y profunda.

La adoración que se genera en la dependencia, la adoración que nace en la sumisión, la adoración que representa la sumisión completa a su voluntad.


Vas a vivir un momento Job

CONCLUSIÓN

Querido hermano, si todavía no has vivido un momento Job, una cosa te puedo asegurar, lo vas a vivir.

Si ya lo has vivido, es muy posible que todavía te queden algunos de esos momentos por vivir así que atiende a esta reflexión porque cambiará tu perspectiva ante la prueba en primer lugar, y te protegerá de cometer errores en la que debe ser la actuación digna de un cristiano ante la misma.

Tres cosas sobre la prueba: que es permitida por Dios, que siempre es un examen de fe y que siempre tiene un propósito divino, perfecto y que a menudo se nos escapa.

Cuando entiendes estos principios tu reacción ante la prueba es totalmente diferente y se asemeja a la de Job que tiene tres características principales que debíamos compartir cuando nos enfrentemos a estas situaciones: no ocultó su dolor aunque no cayó por ello ni en la auto compasión ni el orgullo; no le atribuyó a Jehová despropósito alguno ni habló mal ni rápidamente en contra de lo que estaba viviendo y adoró, reconoció la soberanía, autoridad y poder de Dios y que él no era nada.

Que el Señor nos ayude a comprender que estamos en el centro de su voluntad y de su trato y a tener reacciones dignas de nuestra profesión de fe.

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